14

329K 40.3K 94.9K
                                    

(***)

14


—La anestesia hará efecto de inmediato, no te preocupes —informó el doctor Julian.

Estaba sentada sobre una camilla. Me habían colocado anestesia para poder realizar una biopsia y también me habían explicado que estaría despierta en todo momento, pero que no sentiría dolor alguno.

—¿Cree que mis pulmones revelarán algo? —inquirí.

En la pequeña, improvisada e higienizada sala de operaciones solo estábamos el doctor, una enfermera muy joven y yo.

—No estoy seguro, pero espero que los análisis del tejido nos proporcionen información importante —respondió él—. Por favor recuéstate boca abajo, pero antes es necesario que tengas el torso desnudo. ¿Estás de acuerdo?

—De acuerdo.

Me quité la camisa y me coloqué boca abajo en la camilla. Un segundo después, la enfermera se acercó, puso una almohada bajo mi estómago y entonces me incliné hacia un lado, recostándome con los brazos extendidos por encima de la cabeza. En esa posición mi pecho estaba totalmente al descubierto. No me sentía del todo cómoda, pero debía soportarlo ya que no duraría demasiado.

Julian se aproximó con un carrito de implementos médicos y después de dejarlo cerca, fue a lavarse las manos. Me fijé en que detrás de mí había un aparato con una pantalla que supuse que él usaría para ver qué tal estaban las cosas en mi interior.

—Mantendrás el brazo alzado hasta que te lo indique —dijo Julian después de regresar y de que la enfermera le colocara sus respectivos accesorios médicos.

—Esto es incómodo —confesé.

—No tardaré. Relájate.

No sentí nada, pero supe que él comenzó a hacer su trabajo.

Los minutos pasaron y solo me dediqué a esperar o a mirar hacia el vacío. Nadie más que yo deseaba con tantas ganas conocer el origen de mi inmunidad, y estaba dispuesta a someterme a todos los procesos que se necesitaran para poder descubrirlo.

La puerta del quirófano se abrió improviso y la persona que entró fue Levi.

Jo-der.

Sentí la cara arder de vergüenza por tener el pecho desnudo ante él. Todo se tornó muy incómodo. Levi me observó por un instante y no reconocí nada en su mirada, pero fue tan fija que me causó un cosquilleo en las partes del cuerpo que sí podía sentir. Luego toda su atención se centró en lo que Julian estaba haciendo.

—Lo lamento, estaba en una reunión importante con Ligre —habló. Llevaba una bata y un tapabocas como los del doctor—. ¿Va todo bien?

—Este es un procedimiento sencillo, pero por hoy no podrá entrenar —le informó Julian.

—¿Cómo te sientes, Drey? —me preguntó Levi.

¿Que cómo me sentía? Expuesta, apenada, con unas inmensas ganas de salir corriendo de allí. Busqué la mirada de Julian por si acaso entendía que quería cubrirme, pero estaba sumido en su trabajo y no se percataba de nada más. Observé a la enfermera en busca de ayuda, pero ella también estaba ensimismada en lo que el doctor hacía. No había ayuda por ninguna parte, y el comandante lucía tranquilo, muy cómodo con mi desnudez al descubierto.

—Bien —me limité a responder.

—Todo acá luce normal; voy a extraer lo que necesito —comentó Julian.

ASFIXIA ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora