III ; día tres, parte uno.

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Receso de verano: día tres, primera parte.

Isla de Creta, Grecia.


No hubo nada interesante en mi mañana. Solamente salí a pasear por el pueblo y descubrí una pequeña feria en la que venden cosas muy bonitas. Compré una pulsera para mi madre y una camiseta para Arthur. Pensé en comprar también un gorro para Pierre, pero volveré mañana a comprarle algo más especial. Después de todo, es mi mejor amigo y me ha apoyado y ayudado en todo. Quiero hacerle un regalo original.

Y también renté un coche. A pesar de que no lo considero como algo interesante, lo he hecho. El hombre al que le compré la pulsera para mi mamá me ha dicho que hay un paseo gastronómico que no puedo perderme, pero está del otro lado de la isla. Así que, aunque me gusta muchísimo caminar, no quiero perderme de probar comida rica y mucho menos caminar de vuelta con el estómago lleno.

Volví al hotel solamente a recoger mis lentes de sol y ponerme algo más de protector solar, para luego emprender camino hacia donde coordiné el tour del día de hoy. Decido caminar porque no creo que nos alejemos mucho del lugar.

Me sorprende lo callada que está la isla esta tarde. Los días anteriores, cuando caminaba por la calle, se escuchaba música de alguna que otra casa, sin embargo hoy está todo más quieto que nunca, pero asumo que es porque todos están en la playa que hoy se ve bastante más concurrida que antes.

Doy dos golpes en la puerta rosa una vez que estoy frente a ella y Paula no se demora más de dos minutos en aparecer frente a mí.

―¡Pierre! ―exclama con una sonrisa. Hago mi mayor esfuerzo para no sonreír incómodamente ante el nombre de mi mejor amigo y, según yo, lo logro con éxito. ―Creí que te habías arrepentido.

―Oh, ¿he llegado muy tarde? ―pregunto, sacando mi móvil para ver la hora. Pero no es demasiado tarde.

―Claro que no. No te preocupes. De todas formas, mi niña aún no ha terminado el tour que tenía por la mañana, así que... ―hace una mueca. ―Discúlpame por la demora, Pierre.

―No te preocupes, Paula. No tengo otra cosa más interesante para hacer que esperar. ¿Y qué mejor que hacerlo con buena compañía? ―digo con una sonrisa.

―Me halagas, jovencito. ―sus labios se curvan en una sonrisa mientras sus ojos se achinan. ―Pero veré que puedo hacer para que no malgastes tu tiempo en una simple espera... es lo más valioso que tienes y debes cuidarlo muchísimo. ―dice. ―Entraré por un momento a hacerle una llamada a mi niña, en un instante estoy contigo.

Asiento con la cabeza, sin embargo aquellas palabras que dijo sobre el tiempo resuenan en mi mente. Paula tiene razón. Siempre consideré que el tiempo sanaría todas mis heridas, las físicas, las emocionales, las espirituales, quiero decir, todas las heridas que hay en mí... Mi hermano mayor suele decirme que el tiempo lo cura todo. Pero el tiempo también es eso que se escapa de mis manos mientras sano. Y ese tiempo jamás volverá a ser mío.

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⏰ Última actualización: Aug 01, 2023 ⏰

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