Free bird

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Yuuko no podía evitar observar boquiabierta las instalaciones del Kyoto College of Music, lugar en el que Mizore realizaba sus estudios universitarios

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Yuuko no podía evitar observar boquiabierta las instalaciones del Kyoto College of Music, lugar en el que Mizore realizaba sus estudios universitarios. La inmensidad de los edificios, vacíos en aquel momento, era imponente. Si bien sus conocimientos en arquitectura eran escasos, no negaba que la edificación le parecía hermosa.

Un repentino «bu» en su oído la sacó de su ensimismamiento, haciéndola saltar gritando por el susto. Tras ella, Natsuki reía de forma burlona y victoriosa.

—¡¿Me quieres matar de un infarto o qué?! —reclamó Yuuko, aún tratando de controlar su respiración. Natsuki se encogió de hombros.

—Tampoco fue para tanto. Y no soy una criminal como para intentar matarte.

Yuuko suspiró con pesadez, aún molesta, y miró a su alrededor.

—¿Y Nozomi? Creí que vendría contigo.

—Está con Mizore. Pasaron la noche juntas y no quise ser mal tercio entre ellas de camino acá. Además... —Natsuki bajó la mirada, rascando su mejilla. Un leve rubor tiñó su rostro—, quería tener un momento a solas contigo antes del recital.

El corazón de Yuuko se aceleró y una fugaz sonrisa apareció en su rostro, borrada por su autoconvencimiento de que aquello debía ser una broma por parte de la guitarrista.

—Ah, ¿sí?

Natsuki asintió, sacando de su bolsillo una pequeña bolsa de papel, entregándoselo a Yuuko.

—¡Feliz cumpleaños! —Natsuki extendió la bolsita hacia Yuuko, que la recibió algo extrañada—. Habría querido organizar algo mejor, o darte algo más grande, pero nuestro tiempo y presupuesto son algo limitados.

Yuuko se permitió sonreír al sacar el llavero de la bolsa. Pese a ser de pequeño tamaño, el hecho de haber sido un obsequio por parte de Natsuki lo hacía especial.

—De verdad, muchas gracias, Natsuki.

Diciendo esto, la joven Yoshikawa envolvió en sus brazos a su amiga. En todos los años que llevaban juntas desde que se conocieron, esta era la primera vez que ambas se abrazaban con felicidad; los abrazos anteriores o eran competitivos, como si fueran luchadoras impidiendo que la otra intentara dar algún golpe, o eran de consolación. Yuuko sonreía mientras apretaba más el abrazo, sintiendo con beneplácito que Natsuki hacía lo mismo.

—Vaya, es un milagro encontrarlas juntas sin que estén discutiendo —comentó Hibuki, llegando junto a Miyuki. Natsuki y Yuuko se separaron de inmediato.

—Deberían hacerlo público —dijo la bajista con una sonrisa sugestiva—. Tanto Yamazaki como yo apoyamos a las parejas diversas, así que no habrá problemas de nuestra parte con que expresen su amor.

Tanto Natsuki como Yuuko enrojecieron ante las palabras de Miyuki, aunque sus sentimientos en ese instante divergían.

—Te repito que no es lo que estás pensando —reclamó la joven Yoshikawa.

No me dejes en paz, sé mi pazWhere stories live. Discover now