Capítulo 24 (La verdadera misión)

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Damen

(Tres días antes)

Encontrar la cura no sería fácil, eso lo supe desde que dejamos el Hueco.

Cuando las misiones son relativamente sencillas, no se necesita a más de una persona, en ocasiones dos, pero solo llevándonos a casos extremos. En toda mi vida como esclavo del Tío tuve que realizar cosas de las que no estoy orgulloso y aun así siempre cumplo con mi palabra sin importar que tan atroces sean las misiones.

Desde que pusimos un pie fuera de la casa de Kiyoto, estuve totalmente convencido de que esto sería una masacre. Nunca habíamos estado en contra de los Nero, al menos no directamente y ahora tendríamos que robarles una posible cura que podría salvar cientos de vidas, incluyendo la de Orión.

Por mi parte, sabía que no habría ningún inconveniente en cumplir con la misión, pero por parte de Iris el cuento es totalmente distinto. Estoy cien por ciento seguro que, de no ser la protegida del Tío, ya estaría muerta. Ella nunca aceptó su trabajo, decía que iba en contra de cualquier norma moral y ética, que lo había leído en un libro y que por ese tipo de comportamientos la humanidad casi llega a su punto de extinción.

Yo nunca entendí lo que decía, pero siempre la escuchaba con atención y por más que discutiéramos sobre un tema, ella casi siempre tenía la razón, especialmente porque su corazón es tan puro que nada puede corromperlo.

Cuando llegamos a la comunidad de los Tyflós y supimos toda la verdad acerca del padre de Iris, supe que estaría en buenas manos, que ya no tendría que ser su protector, aunque no quisiera abandonarla. Que al fin cumplí mi misión; protegerla a toda costa. Si yo no confiase en esa comunidad, ella estaría aquí a mi lado o me hubiese quedado con ella y Orión, así de simple.

Aun así, no siempre podré estar para ella y es parte de mi deber hacer que no dependa de mí. En todo caso nunca dejaré de ayudarla y ser ese hombro en el cual puede llorar; si aun está en mis manos la posibilidad de estar con ella, no me pienso separar.

Claro, hay momentos que lo acreditan, cómo este.

Llevamos ya varias horas caminando y buscando señales de la posible cura. Está a punto de anochecer y perderemos la luz natural. Probablemente en cualquier otra situación hubiésemos parado la búsqueda hasta el amanecer, pero hay alguien muriendo y entre más tiempo tardemos en encontrar la cura, menos tiempo tendrá Orión de vivir.

Sin perder más minutos, sacamos un poco de comida y la compartimos mientras continuamos caminando.

El ritmo que llevamos es muy diferente a cuando estábamos todos juntos. Primero, Orión e Iris estaban heridos así que caminar rápido no era una opción. Segundo, la mayor parte del recorrido fue salir del desierto, por lo que podíamos tomarnos nuestro tiempo. Pero ahora todo es distinto.

Cuando el último rayo de luz comenzó a desaparecer, Max, Nyx y yo encendimos antorchas cada uno y miramos con detenimiento a nuestro alrededor.

-Creo que es muy tarde para preguntar esto, pero, ¿cómo se ve la cura exactamente? - suelta Nyx.

Muy buen punto. La carta del Tío no decía nada respecto a esto y tampoco es que hayamos encontrado algo fuera de lo común como para que digamos que la hemos visto en algún lado.

Pero ahora que lo pienso bien, en una de mis visitas al cuarto de Orión escuché a los Iatrós hablando sobre la cura.

"- No entiendo su obsesión con esa cura.

-Están muriendo, Kian. Es obvio que están desesperados.

-Yo escuché que es una flor brillante- habló otro hombre.

Sin RastroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora