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Cercanía a Ebchester
SUS MANOS RECORRIERON la piel del hombre, untando una mezcla de plantas sanadoras sobre la misma. Él chistó, se quejó y después se alejó siseando.
—Eso quema como el infierno—farfulló, dejando en evidencia su acento.
—Por supuesto que va a quemarte, hay más ampollas que piel en tu cara. —Brynhild siguió acariciándole la piel de las mejillas, dejando la mezcla sobre las ampollas.
—¿Qué es eso? —preguntó él, y le echó un vistazo al cuenco que contenía una mezcla verde para nada agradable.
Brynhild se acomodó sobre el tronco y lo obligó a quedarse quieto. El hombre no se quejó —tanto— esa vez.
— Eso...Eso se siente mejor. —Sus músculos dejaron de estar tensos. Pareció relajarse bajo el toque.
—Es porque tiene propiedades para las quemaduras—respondió ella, apartándole un cabello para untarle la mezcla sobre la frente—. ¿Cómo te llaman, irlandés?
—Finan, milady. Sólo Finan.
—Bueno, sólo Finan, tus quemaduras sanaran rápido gracias a este menjunje curativo. Solo tienes que dejar de quejarte como un niño.
Tuvo que contener la risa viendo como el rostro de Finan estaba verde a causa de la pasta. Uhtred, que pasaba caminando con troncos en sus brazos, se rio genuinamente después de mucho, mucho tiempo.
—Parece que un bebé te cagó en la cara, Finan. Debería comenzar a llamarte Finan, cara de mierda.
—Cara de mierda—Finan repitió con lentitud; le dirigió una mirada fulminante a la muchacha sentada junto a él—. Quítame esta basura de la cara.
—Aliviara el ardor—replicó Brynhild, poniendo los labios como una fina línea para contener la risa.
Finan, haciendo callar la risa burlona de Uhtred, cogió un pedazo de tela y se quitó con impaciencia toda la mezcla.
