Debo ser la chica anti-Minho

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Ahora sí espantaré a Lee.

Llevo puesto un vestido floreado que le robé a mi mamá, el cual me llega hasta las rodillas, es apretado en la cintura y luego suelto hacía abajo, lo combine con un maquillaje exagerado, mis ojos los coloreé de negro y mis labios de un rojo fogoso que me hacía parecer un payaso.

Y mi peluca...pues decidí despeinarla hasta que se asemejara a qué un huracán paso sobre mí.

Estaba perfecta, perfecta para que Lee me mande a volar de una vez por todas, para abrirle la puerta y lanzarlo lejos.

¡Hola, cariño!—Exclamo y abrazo a Minho por la cintura desde atrás.

Sin querer mi mirada se desvía a ese caliente trasero que se carga.

¿Por qué todo en él es tan sexy?

Beso su rostro repetidas veces actuando lo más empalagosa posible.

Hola, hermosa—Él sonríe y se da media vuelta enfrentándome. Me observa de arriba abajo extrañado.

¿Y cómo me veo?—Envuelvo un mechón de mi cabello falso en uno de mis dedos.

Vaya, creo que ahora me siento mal de llevarte allí—Minho hace un puchero.

No, está bien—Le aseguro—Lo intentamos, eres tú, no soy yo. Hasta pronto—Hago el ademán de despedirme, pero él me sujeta la mano.

Una corriente electrizante me recorre al sentir su tacto.

Quise decir que estás realmente deslumbrante para ir a un simple juego de béisbol—Señala mi vestido—Cómo una princesa.

Si como Fiona en las noches.

¿Qué? ¿Necesita lentes?

En vez de Cenicienta parezco la hermanastra más fea.

¿Simple juego?—Recrimino—Es la semifinal, sólo compiten los más grandes.

Vaya, si que sabes del tema—Sonríe orgulloso y entrelaza nuestros dedos—¿Nos vamos?

Asiento y trago en seco al ver nuestras manos juntas.

Encajan tan bien.

No, no, Han, no te desconcentres de tu objetivo.

Debo ser la chica anti-Minho.

Habíamos quedado de encontrarnos en el centro comercial para irnos después directamente al juego.

Así que ahora estábamos en el auto de Minho, el interior es bastante acogedor y maldición, huele tan bien, justo como él.

Una combinación de colonia y aromatizante con olor a cítrico.

¿Te gusta?—Me pregunta.

Sí, es algo pequeño—Me encojo de hombros—pero supongo que está bien para tu estatura.

¿Qué insinuas?—Finge estar ofendido.

Sólo que te faltan unos centímetros.

Espero que no seas así de exigente para todo—Dice con doble sentido.

Trataré de ser optimista—Le doy un pulgar arriba.

Él ríe y comienza a conducir.

Formó una sonrisa malévola al mismo tiempo que abro una bolsa de papas fritas y la dejó caer en el interior del automóvil, las papas se desparraman en el suelo y parte del asiento.

Ups, perdón—Me disculpo.

Está bien, igual lo llevaré al lavadero luego—Le resta importancia.

Maldición, plan B.

Abro una lata de gaseosa y cuando se acerca una curva, me giro haciendo que la bebida caiga encima de la perfecta camisa blanca de Minho.

Ay, que tonta soy—Llevo una mano a mi boca haciendo mi mejor actuación.

Minho me brinda una sonrisa diciendo que estaba bien reptidas veces, él saca un pañuelo de su bolsillo y yo lo sujeto para después limpiarlo como puedo. Me enfoco de más en tantear su fuerte pecho.

Sólo cuando termino, me doy cuenta de lo cerca que nos encontrábamos uno del otro, de su aliento contra mi oído, de su mano peligrosamente cerca de mi pierna.

Su mirada se conecta con la mía en unos segundos que me parecieron eternos.

Tienes unos ojos hermosos—Me susurra.

Me aparté y tragué en seco.

Okey, las cosas no están saliendo como lo planeé.

Si sigo así, la única puerta que le abriré a Lee será la de mis piernas.

Vaya, sopresa se llevaría.

Hora de usar la artillería pesada.

¿Mi Novia Es Un Chico?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora