Capitulo 3: Descifrando a Liv Gardiner.

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Olivia se encogió ante la mirada de James. El plan había parecido perfecto hasta ese momento, entonces no estaba tan segura. Claro que si hubiese tenido más tiempo para convencerlo de lo efectivo que sería, las cosas no estarían tan tensas.

—Yo —dijo James cómo si estuviese intentando que la idea entrase en su mente.

—Sí, tú. —Liv se atrevió a decir recuperando la confianza—. Cómo yo en mi familia, tú eres la única opción posible de la tuya. Quiero decir, también está Fred, pero nadie creería que algo ocurre entre él y yo. Y con todo esto que ha sucedido ahora…

—¿Y por qué no? —Preguntó sonando más interesado de lo que pretendía.

—Porque él es… bueno… él. Es difícil de explicar, James. Conozco a Fredric de toda la vida, hemos estado juntos desde el kínder y aún así, he hablado más contigo desde la semana pasada que con él en todos estos años.

—¿Y creerían que nosotros podemos tener algo? Ni siquiera nos conocíamos.

Volvió a arrodillarse llena de entusiasmo. —Es que eso es lo mejor, nadie sabe demasiado de ti. Tienes todo un misterio rondándote y es perfecto —articuló agregando un movimiento con las manos.

James la imitó poniéndose sobre sus rodillas y la tomó por los brazos. —A ver, Olivia. ¿Te das cuenta de lo que estás haciendo? ¿Te das cuenta de que estás proponiéndome matrimonio? —Su sonrisa mostraba diversión.

La chica contuvo el aliento, ¿por qué no había sonado así en sus pensamientos? Ella lo veía cómo un plan. Un medio para lograr un fin. Un acuerdo entre dos.

Había imaginado que todo sería una gran farsa, porque a pesar que ella amaba los relatos románticos, no creía demasiado en los finales felices, no en cuanto al amor se trataba. Muy joven había aprendido que ella no estaba hecha para eso. Es más, dudaba que el amor del que los escritores hablaban, de verdad existiese.

Una vez había estado enamorada y luego su corazón se había roto en mil pedazos. No quería probar esa sensación de nuevo. No, de ninguna manera.

—Llámalo cómo quieras, James. Ya te lo dije, solo quiero lograr la paz entre las dos familias. ¿No te gustaría eso?

—Claro que sí, pero ¿a qué costo personal, Liv? El matrimonio es algo muy serio.

Suspiró frustrada. ¿Por qué le parecía tan difícil de entender?

—No lo comprendes. No quiero un esposo de verdad. Solo quiero la unión de las dos familias para poder vivir en paz. James, piénsalo, por favor. Solo será temporáneo, cuando consigamos nuestro objetivo, estarás libre de mí. Continuarás con tu vida como si nada hubiese ocurrido, y quien sabe, tal vez hasta podríamos ser buenos amigos.

James se quedó en silencio por un tiempo, solo observándola. ¿Cómo podía ser tan irracional? Lo gracioso del asunto era que ella hacía que su idea pareciera totalmente lógica y que él quedase cómo un tonto.

¿Pero cómo podía una mujer tan hermosa y dulce cómo ella, tener una idea tan… fría, sobre el matrimonio?

Eso solo le confirmaba lo que rondaba en su cabeza desde la conversación con Fredric. Su negación a enamorarse, a formar una nueva familia, tenía que ser producto de alguna mala experiencia.

Ella no iba a decírselo, ya dos veces había intentado sacar el tema y con mucha agilidad lo había evitado.

—James —oyó y vio como Olivia se ponía de pie—. Solo te pido que lo consideres, piénsalo, por favor.

Él también se levantó y continuó mirándola como si tratase de encontrar algo en su rostro.

¿Qué diablos le ocurría? ¿Y por qué se quedaba tan callado? No era como si la idea fuese tan descabellada.

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