Raula estaba terminando de pagar los billetes para su luna de miel con Candelaria. La habían pospuesto porque Candelaria tenía juicios a los que ir para defender a sus clientes, pero parecía que ahora sí se podían ir.
Raula: Ey, cariño, ya tengo todo pagado.
Candelaria: Que bien, por fin.
Raula: Y que lo digas.
Candelaria: ¿Cuándo nos vamos?
Raula: El viernes.
Candelaria: ¿En tres días?
Raula: Sip, ¿pasa algo?
Candelaria: No, no, que va. Solo que tengo que recordarlo, para que no me den ningún cliente hasta que volvamos.
Raula: Volvemos el miércoles.
Candelaria: Okay, voy a ir a avisar.
Raula: Ojalá pudieras trabajar por tu cuenta.
Candelaria: Si trabajará por mi cuenta nadie me contrataría, no me tomarían enserio.
Raula: Venga ya, si eres una puta genia.
Candelaria: Lo sé, pero eso la gente no lo ve. Es más fácil estar así.
Raula: Yo creo que te iría de locos.
Candelaria: Lo aprecio, pero no creo. En fin, me voy. Chao preciosa.
Candelaria se despidió con un beso y se fue a la oficina del bufé. Al llegar a su despacho vió que tenía un juicio el próximo lunes, justo en medio de su viaje. Fue al despacho de su jefe, tocó la puerta y entró cuando este se lo permitió.
Candelaria: Buenas, ¿molesto?
Jefe: No, claro que no. ¿Que pasa?
Candelaria: Verás, es que he visto que has dejado en mi mesa la información de un caso que tiene el juicio el lunes.
Jefe: Sí, el de la pareja esta que está de hostias por la custodia del crío.
Candelaria: Si, se de que va, la cosa es que no era yo la que estaba trabajando con ellos. Este caso era de Alfredo, por si te equivocaste.
Jefe: Alfredo tiene un asunto personal ese día.
Candelaria: Y yo tengo mi luna de miel. No tuve las dos semanas esas que dan por una boda, así que creo que merezco esto.
Jefe: Vamos a ver, Clara.
Candelaria: Candelaria. Miles.
Jefe: Eso. La cosa es que tienes que ir. Y ya está.
Candelaria: Di que no hay gente a quien le puedas dar el caso.
Jefe: Pero te lo he dado a tí, y es final.
Candelaria: No es si quiera un caso difícil, se lo puedes dar a cualquiera.
Jefe: ¿Por qué crees que te lo he dado a tí? Porque es uno sencillo.
Candelaria: ¿Qué insinúa?
Jefe: Mira, Candelaria, no me toques los huevos.
Candelaria: Eso ya lo hace usted solo.
Jefe: Voy a pasar ese comentario por alto, por tu bien. Demuestrame que eres digna de estar trabajando aquí yendo a ese juicio el lunes. Si lo ganas, hablaremos de tus vacaciones.
Candelaria: Es por ley, después de casarse hay unos días de descanso, ¿o no?
Jefe: Ya han pasado quince días desde que te casaste.
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Hallemos la Z de nuestro amor
Teen FictionKevin, Candelaria, Raula y Armando ya son adultos.