15 - The Man

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Raula estaba terminando de pagar los billetes para su luna de miel con Candelaria. La habían pospuesto porque Candelaria tenía juicios a los que ir para defender a sus clientes, pero parecía que ahora sí se podían ir.

Raula: Ey, cariño, ya tengo todo pagado.

Candelaria: Que bien, por fin.

Raula: Y que lo digas.

Candelaria: ¿Cuándo nos vamos?

Raula: El viernes.

Candelaria: ¿En tres días?

Raula: Sip, ¿pasa algo?

Candelaria: No, no, que va. Solo que tengo que recordarlo, para que no me den ningún cliente hasta que volvamos.

Raula: Volvemos el miércoles.

Candelaria: Okay, voy a ir a avisar.

Raula: Ojalá pudieras trabajar por tu cuenta.

Candelaria: Si trabajará por mi cuenta nadie me contrataría, no me tomarían enserio.

Raula: Venga ya, si eres una puta genia.

Candelaria: Lo sé, pero eso la gente no lo ve. Es más fácil estar así.

Raula: Yo creo que te iría de locos.

Candelaria: Lo aprecio, pero no creo. En fin, me voy. Chao preciosa.

Candelaria se despidió con un beso y se fue a la oficina del bufé. Al llegar a su despacho vió que tenía un juicio el próximo lunes, justo en medio de su viaje. Fue al despacho de su jefe, tocó la puerta y entró cuando este se lo permitió.

Candelaria: Buenas, ¿molesto?

Jefe: No, claro que no. ¿Que pasa?

Candelaria: Verás, es que he visto que has dejado en mi mesa la información de un caso que tiene el juicio el lunes.

Jefe: Sí, el de la pareja esta que está de hostias por la custodia del crío.

Candelaria: Si, se de que va, la cosa es que no era yo la que estaba trabajando con ellos. Este caso era de Alfredo, por si te equivocaste.

Jefe: Alfredo tiene un asunto personal ese día.

Candelaria: Y yo tengo mi luna de miel. No tuve las dos semanas esas que dan por una boda, así que creo que merezco esto.

Jefe: Vamos a ver, Clara.

Candelaria: Candelaria. Miles.

Jefe: Eso. La cosa es que tienes que ir. Y ya está.

Candelaria: Di que no hay gente a quien le puedas dar el caso.

Jefe: Pero te lo he dado a tí, y es final.

Candelaria: No es si quiera un caso difícil, se lo puedes dar a cualquiera.

Jefe: ¿Por qué crees que te lo he dado a tí? Porque es uno sencillo.

Candelaria: ¿Qué insinúa?

Jefe: Mira, Candelaria, no me toques los huevos.

Candelaria: Eso ya lo hace usted solo.

Jefe: Voy a pasar ese comentario por alto, por tu bien. Demuestrame que eres digna de estar trabajando aquí yendo a ese juicio el lunes. Si lo ganas, hablaremos de tus vacaciones.

Candelaria: Es por ley, después de casarse hay unos días de descanso, ¿o no?

Jefe: Ya han pasado quince días desde que te casaste.

Hallemos la Z de nuestro amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora