Caos en el Archipiélago Jabóndy

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"¿Por qué tengo que vigilar a Sunny?" Luffy se quejó, sus ojos suplicantes observaban mientras sus compañeros de tripulación se preparaban para ir a explorar la pacífica isla en la que habían aterrizado. Estaba habitada por un pueblo casi lo suficientemente grande como para ser una ciudad, y los lugareños lo llamaban Catatonia. "¡Soy el capitán! ¡Debería poder decirle a alguien que lo haga por mí!"

"En cualquier otra tripulación, tal vez." Se río Merry, balanceando las piernas desde donde estaba sentada en el hombro de Franky.

"Tú sacaste la pajita más corta." Añadió Mikita bajando por las escaleras. "Además, le echaste la tarea a Marianne la última vez que sacaste la pajita roja. No te vas a escapar otra vez."

"¿Koby?" Suplicó Luffy.

"Lo siento, Capitán." El rosado se encogió de hombros. "Estoy exento ya que protegí el barco la última vez que hicimos una parada como esta."

"No te preocupes, Luffy." Sonrió Franky dando un pulgar hacia arriba. "Te traeremos algo de comida e historias."

Sintiendo que no estaba llegando a ninguna parte con sus compañeros de tripulación habituales, Luffy centró su atención en el que mas valoraba.

"¿Nami?"

"Lo siento, Luffy." Sonrió su esposa, sacudiendo la cabeza mientras se colocaba un bolso al hombro. "Te lo prometo, proteger el barco no será tan malo como piensas. Estoy segura de que algunos cazarrecompensas atacarán o algún ladrón impulsivo pensará que somos un objetivo fácil. ¿Tal vez podrías intentar que esa cosa ambición funcione? Solo mantén todo seguro por nosotros, ¿Vale?

Luffy asintió ante su razonamiento, con un brillo en sus ojos. Con el capitán calmado por el momento, la tripulación partió en grupos de dos o de tres.

Un par, sin embargo, apenas duró más allá del primer edificio, algo inevitable que Nami había planeado.

Al darse la vuelta para descubrir que Zoro, como se esperaba, había desaparecido justo detrás de ella tan pronto como estuvieron fuera de la vista del resto de sus compañeros de tripulación, la navegante sonrió. Mirando a su alrededor en una búsqueda rápida de pistas sobre dónde fluía el dinero, la ladrona de cabello naranja rápidamente encontró una tienda que vendía prendas específicas, entró y realizó una compra después de varios minutos.

"¡Gracias por su compra!" Gritó la mujer detrás del mostrador cuando la pirata salió de la tienda, dicha pirata inmediatamente se escabulló entre las sombras para ocultar su ropa nueva, o la falta de ella, mientras se dirigía de regreso a los muelles. Lo que había usado antes ahora estaba metido en su bolso. Ella sonrió mientras se acercaba, los sonidos de su marido molesto emanaban de su barco.

"¡Grrrrr, maldición! He conseguido que esa ambición apareciera antes contra Shiki, ¿Por qué no funciona ahora?"

"Parece irritado." Murmuró Nami para sí misma mientras ascendía por las escaleras. Podía sentir los ojos de algunos trabajadores portuarios fijos en su trasero, pero no le importaba. Podían mirar todo lo que quisieran; no obtendrían nada de ella y eso la hacía sentir muy sensual. "Perfecto. ¡Oh, Luffy~!"

"¡¿Nami?!" El humano de goma saltó desde donde había estado sentado sobre la hierba. Girando la cabeza, el capitán pirata se giró para tratar de encontrar la fuente de la voz, aunque su mínima búsqueda no encontró dónde se había agachado justo debajo del borde de la cubierta. "¿Nami? ¿Estás ahí? No estoy escuchando cosas, ¿Verdad? ¡Oh, apuesto que son los cazarrecompensas!"

Decidiendo que ya se había metido con él lo suficiente y que estaban en una crisis de tiempo incierta, también sintiéndose bastante impaciente, Nami levantó un brazo para darse a conocer antes de subir el resto del camino hacia la cubierta.

La Decisión de Koby: ParaísoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora