Vacaciones [Parte 1]

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Todos los miembros de la mansión Phantomhive estaban más que emocionados con estas vacaciones, por unos días no estarían encerrados entre las frías paredes de la mansión, incluso Ciel se sentía entusiasmado aunque obviamente lo disimulaba frente a los demás, exceptuando que a su demonio no podía engañar porque lo conocía bien.

—Joven amo, en estos días procure descansar y desestresarse, si quiere hacer algo o que cuide a su bebé solo digame. Este viaje lo organicé especialmente para usted.

El conde oía atento mientras bebía ese delicioso té caliente preparado por su mayordomo que le dedicaba una amable sonrisa en esa primera noche que estaban lejos de la mansión.

—Tú también debes descansar, no te afanes tanto.

—Con tres pequeňos inquietos será difícil que pueda descansar incluso en esta vida —Ante sus propias deprimentes palabras sonreía resignado el demonio— Y sumando a eso, tener un esposo que parece niño a veces, no ayuda... Pero tiene razón trataré de relajarme un poco.

—Bueno por eso trajimos a los demás. ¿No?

Amo y mayordomo se dedicaban mutuamente esa usual sonrisa de complicidad, pues no en vano habían llevado a los demás sirvientes y a sus amigos hindúes a pasear, tenían un propósito específico para ellos. A la mañana siguiente, después del desayuno tenían planeado ir a la playa cercana donde pasarían parte del día entre la arena y el mar.

—Sebastian, ese uniforme no es para disfrutar de la playa... ¿Vas a servir té a los peces del mar? —Se le burlaba Bard cuando estaban por salir a la playa-– Hasta Tanaka anda en pantaloncillo.

Entonces un "Jo jo jo" se escuchó resonar a manera de afirmación en la residencia, mientras todos emocionados estaban en la puerta esperando salir.

—Me siento más cómodo así.. No me fastidies. —Refutó malhumorado el demonio.

—Joven amo... Ordénele a Sebastian que se ponga ropa adecuada.

—¿Para qué le quieres ver las piernas si ya lo conoces todo? —Era la respuesta que le dio el conde con una pícara sonrisa, con su bebé en brazos vestían ropas para la ocasión estando más que listos para salir— Pero tienes razón, Sebastian ve a ponerte otra ropa, hasta a mi me incomoda verte tan elegante en un paseo informal. Es una orden.

El mayordomo a regañadientes iba a su habitación donde se cambiaría, saliendo un par de minutos después con su atuendo más "informal" todos se emocionaron porque era raro verlo vestido de esta manera, aunque en realidad no lo habían visto nunca antes con ese tipo de ropa.

—Te ves tan atractivo. —Embelesado Bard le halagaba en tono sugerente y su mirada era igual.

—Cálmate... Es un día familiar, hay niños presentes. —A manera de regaño Sebastian decía dedicándole una molesta mirada— Bueno, vamos de una vez.

Ciel por su parte sin decir nada salía junto a los demás, no podía negar que Sebastian aún le atraía y compartía el pensamiento de su cocinero, su mayordomo era realmente sensual y atractivo, ¿cómo no pudo fijarse en él antes? se reprochaba internamente. Su pequeño notando esa tristeza repentina se acercaba a su rostro besando su mejilla le regalaba una dulce sonrisa, una dulce manera de consolarlo.

—El amor es doloroso a veces... Pero contigo no es así. —Cariñoso a su hijo susurró.

Llegaron a la playa que estaba a unos pocos metros de la casa, la brisa marina era refrescante, perfecto lugar para relajarse. La mayoría caminaba con prisa sobre la cálida arena para llegar al mar pronto, parecía como si el azul del mar fuera un imán para atraerlos. El día anterior no habían alcanzado a verlo porque llegaron casi al anochecer además de estar cansados por el ajetreo del viaje, así que les embargaba una gran emoción, especialmente a los pequeños que contemplaban tan maravilllosa escena natural por primera vez en su cortas vidas.

Ese demonio... Tendrá un bebéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora