Ecografía

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POV BECKY

—Rebecca, estás embarazada.

¿Qué el que quién? ¡La puta madre!
Deje mi espalda caer en el respaldo de la silla, mis ojos estaban en el Dr. Ling pero mi mente estaba en New York. 

—No estoy embarazada—. Susurré y el Dr. Ling alzó las cejas, me giré para ver a Freen pero al igual que toda la mañana ella parecía perdida dentro de sí misma.

Me pregunté si ella pudo haber cogido un virus cuando llegamos al hospital y había causado un daño irreparable a su cerebro.

—No fue una pregunta, Rebecca—. Contestó el Dr. Ling haciendo que lo mirara de nuevo—. Te estoy diciendo que lo estás.

Lo estoy

Mis manos viajaron inconscientemente a mi vientre. Lo estoy. Un bebé... un bebé de Freen y mío, un bebé con sus ojos miel, su cabello negro y su personalidad arrolladora, un bebé. Mis ojos se llenaron de lágrimas, mis manos acariciaban mi vientre aún plano, solté una risa nerviosa mientras sentía mis lágrimas rodar por mis mejillas.

—¡Sí!—. Dí un pequeño brinco cuando escuché el grito de Freen—. ¡Está embarazada! ¡Vamos a tener un bebé!—. La miré pero ella mantenía su vista fija en el Dr. Ling, sonreía como jamás en la vida la había visto hacerlo, miré al Dr. Y él me dedico una sonrisa cálida y no pude evitar contribuirla.

—Amor—. Sujete su brazo y ella giró su cuello como si fuera imposible hacerlo, en cámara lenta y aún con la sonrisa en su rostro sus ojos parecían que en cualquier momento saltarían, parecía maniaca.

—Becky, vamos a tener un bebé—. Apreté mis labios con fuerza y asentí mientras mis ojos se volvían pura agua—. ¡Oh, por Dios!—. Se arrodilló frente a mi y acercó sus manos temblorosas a las mías, las retiré para que ella pudiera tocar mi vientre—. Hola, bebé—. Yo reía pero mis ojos no dejaban de llorar, ella le estaba hablando a nuestro bebé y eso me hizo explotar el corazón en mil pedazos, Freen era tan perfecta y sabía que quería tener mil hijos con ella, porque los cuidaría a todos y los amaría siempre.

—Me alegra saber que esto fue planeado—. El Dr. Ling habló con una sonrisa en su rostro y Freen se levantó de un salto.

—¡Usted!—. Gritó e intercambié miradas con mi oncólogo—. Mandaré a poner un monumento de usted en la plaza más importante de Bangkok—. Se había vuelto loca—. Rebecca, este hombre es el mejor médico en el mundo—. Abrí los ojos y asentí con una sonrisa mientras Freen extendía los brazos hacia el Dr. Ling que se limitó a sonreír—. Debemos comprarle un hospital.

—Freen...

—Solo hago mi trabajo, Sra. Chankimha—. El Dr. Ling habló con tranquilidad—. No son necesarios hospitales o monumentos...

—Si no fuera lesbiana y no estuviera casada con la mujer más hermosa del mundo le pediría que se casara conmigo...—. Ella de verdad había pedido la cabeza, rodeó el escritorio del oncólogo y lo abrazó, creo que besó su cabeza pero no podía saberlo porque su cuerpo obstruía mi vista—. Usted es el único hombre en el mundo que podría...

—¡Sarocha!—. Interrumpí antes de que pudiera decir algo realmente incómodo—. Siéntate, por favor. Ven.

—Sí, señora—. Y como si nada pasara caminó dando brincos hasta volver a sentarse a mi lado, Freen sonreía todo el tiempo y sabía que era un reflejo de mi propio estado de ánimo.

—Dr. Ling—. Me aclaré la garganta, Freen me miraba expectante pero por alguna razón me ponía nerviosa—. No es que dude de que usted sea un excelente médico pero ¿está seguro de que estoy embarazada?

Breaking the distance. //FREENBECKY//Where stories live. Discover now