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Una pelinegra veía como sus dos amigas se iban.

_Menos mal se fueron- Se dijo así misma en voz alta.

Ella no iba a salir ni loca de el hotel, ni siquiera si le pagarán, o bueno, eso sí lo consideraría.

_¡Jisoo!

Ay no, esa voz, tan rápido como pudo bajo su cabeza fingiendo no haber escuchado nada.

Sintió un toque en el hombro y no le quedó más que levantar la cabeza. Sabía que se iba a encontrar con la rubia, así que ya estaba lista para decirle que no la iba a acompañar a ningún lado.

Pero eso cambio al ver la cara de asustada de la chica.

_Parece que te hubieras acabado de encontrar con un mono que carga una escopeta y tiene una pandilla de cinco monos más pero esos tienen metralletas- Dijo -Bueno, creo que es mucho peor- Se acomodo en su silla.

_¿No vas a hablar o que? ¿Que te dió?- Dijo al ver que la rubia no hablaba.

_Es que... Un...- Tenía la respiración agitada -Un perro me empezó a seguir, luego llegó un señor que me intento ayudar pero el perro también lo empezó a seguir, entonces decidimos separarnos para que el perro se confunda, pero me empezó a seguir a mi y me mordió- Explico.

_¿Dónde te mordió?- Pregunto -Arriba del tobillo- Respondió.

Jisoo le pidió que se sentará y le dijo que le muestre su pierna.

_¿Cómo te mordió asi?- Le pregunto -No- se- Levantó los hombros.

La pelinegra le dijo que la esperara un momento mientras iba por algo, la rubia vio su celular mientras tanto.

Ahora Jisoo se encontraba curando el pie de Rosé, mientras está le contaba cualquier cosa.

_Listo- Le dió una palmadita en la venda -Me va quedar muy feo- Se preocupo -No creo, aún si fuera así, nadie te vería el pie- Dijo Jisoo -Eso no ayuda en nada- Se cruzó de brazos.

_No te quejes, vamos- Se dirigieron a las habitaciones del hotel.

Se quedaron acostadas viendo el techo sin decir nada.

_¿Crees que esto aguanta si hay un terremoto?- Pregunto Jisoo -Depende de la magnitud, si es de siete probablemente si, pero si es de nueve no creo- Dijo -¿Por qué esa pregunta?- Completo -Porque estaba viendo el techo y se me ocurrió, nada más- Explico.

Se voltearon a ver y rieron.

_¿Vemos una película?- Pregunto Rosé y la pelinegra asíntio.

Se encontraban sentadas viendo atentamente la película que se plasmaba en el televisor.

Luego de un largo tiempo se habían decidido ver La Chica Del Siglo XX.

Su ventaja era que todo el grupo está regado por todo París asiendo quien sabe que cosas o quizás peleándose con una señora por un Baguette.

Pues mentira no era que los panes de Francia eran exclusivamente ricos.

En fin, sus grandes compañeros no iban a llegar a molestarlas y sacarlas a la calle sin su consentimiento.

Jisoo sintió un peso sobre su hombro, era Rosé, quien se había quedado dormida a mitad de la película.

No le dió importancia y siguió viendo la película con total tranquilidad, aún que no falta decir que se vez en cuando su miraba se posaba en la chica que descansaba sobre su hombro.

La película acabo más rápido de lo que pensó, lo que no sabía es que la mayoría de tiempo estuvo viendo a la rubia que dormía cómodamente.

Ahora se encontraba hundida en sus pensamientos pensando si despertar a la rubia o dejar la ahí aún que posiblemente le de un calambre en el hombro.

Suspiro y puso su cabeza en la de Rosé, cerro los ojos y cayo profundamente dormida.

La rubia se removió y se dió cuenta que se había quedado dormida y ya se había acabado la película.

Recorrió la habitación con su mirada hasta encontrarse con la pelinegra que se encontraba en el balcón.

Se levantó y camino hacia el lugar, en el cual se admiraban un hermoso atardecer ¿Tanto había dormido?

Puso sus brazos sobre la baranda y se quedó viendo el paisaje. Luego de ver al cielo un tiempo su mirada se poso en el perfil de la pelinegra.

_¿Tanto dormí?- Le pregunto -Si- Que sincera -Ash, yo quería ver esa película ¿Que paso al final?- Dijo Rosé -El chico iba a ver a la protagonista y en el viaje tuvo un accidente donde murió- Explico.

_Oh, que mal- Se quedó pensando -Tengo hambre- Dijo.

Las dos chicas se dirigieron al restaurante del hotel.

Mientras comían vieron como Lisa y Jennie llegaban tranquilamente mientras ¿Reían? Si, al parecer si.

Las dos se voltearon a ver, Jisoo intentaba no escupir la sopa y Rosé se atragantaba con un pesado de pan.

Luego de que el ambiente se calmara comieron los más rápido que pudieron y se fueron corriendo hacia el ascensor, no cabe recalcar que casi empujan a un niño pero bueno.

Acercaron su oído a la puerta e intentaban escuchar lo que decían.

Aún que Rosé le suplico que no abriera, Jisoo estaba dispuesta a hacerlo, pero alguien más abrió la puerta.

_¿Eh? ¿Hola?- Dijo Rosé sacudiendo su mano -¿Hola? ¿Que hacen aqui?- Cuestiono Lisa -¿Quienes? ¿Nosotras? Ah, no nada, solo pasábamos por aquí, a saludar- Dijo la pelinegra.

_Ah bueno- Alzo el pulgar -¿Tu no habías salido?- Le pregunto a Rosé -A si, pero de entrada me encontré con Jisoo, que casualidad- Dijo la rubia -¿Y tú? ¿No que también habías salido?- Hablo Jisoo.

_Si, pero me quise devolver- Mintió -Aja, ajá, y llegó el maestro fu y te envío de una patada hasta la habitación de Jennie, claro, siempre pasa- Dijo Jisoo sarcástica -Ash, solo salimos a ver la ciudad, todos están haciendo eso ¿O me equivoco?- Las dos le dieron la razón.

Aún que ni Lisa, ni mucho menos Jennie quisieran, las obligaron a ir a comer, cabre recalcar que las cuatro ya habían comido, pero ¿Por qué no?

_Porque si compras doce Baguettes, primero, nos vamos a quedar sin plata y segundo, el señor ya no va a tener para vender- Dijo la castaña -¿Y que? Si les compro los doce es como si doce personas lo comparan- Hablo la rubia.

Las tres chicas se encontraban en un debate en contra de Rosé, quien quería comprar doce baguettes, no es que no quisieran, si no que no tenían para pagarlo.

Bueno, en realidad, el señor las había convencido de comprar los doce, pero luego analizaron la situación y decidieron hacer un escándalo para librarse del panadero y sus panes.

Las chicas salieron victoriosas de la panadería, pues al final había llegado una familia que necesitaba justo los doce, los últimos que quedaban en el lugar.

Luego de un largo día, por fin podían descansar.

Que deje Zeus lo que quiera para el otro día, porque lo único que querían era dormir.

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