Pasado.

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El fin de semana pasó con todos siendo felices, los Park quedaron encantados con Jin y Namjoon, quienes prometieron volver pronto y poder compartir más momentos en familia. Regresaron a Seul con el plan de volver.

—Eso estuvo genial, ¿vieron ese sitio? En realidad tomé buenas fotografías.

—Si Jin, debes pasarlas, hay una donde salimos con Jimin.

—Ya empiezas de romántico, ¿vas a enmarcarla? —se burló Namjoon.

—¿Por qué no?

—La verdad fue un muy buen fin de semana.

Los tres amigos estaban conversando animadamente en la cafetería, Jimin estaba en la cocina terminando de preparar la comida de ese día.

Estaban charlando acerca de su fin de semana en Boseong y como lo había disfrutado. Para su mala suerte, Yugyeom estaba cerca y logró escuchar el nombre de Jimin en sus oraciones. Cada vez tenía más rechazo por el chef de la empresa.

Se acercó fingiendo una sonrisa que le salía muy bien.

—Hola chicos, ¿de qué fin de semana hablan? — preguntó sentándose junto a ellos. Jungkook tan solo apretó sus labios sin querer responder.

Namjoon tomó de su bebida en ese instante y fue Jin quien inocente le comentó a donde habían ido.

—Boseong —dijo simple, el chico quiso mantener su sonrisa a pesar de la furia que sentía en ese momento. Sabía porqué razón habían viajado ahí—. Fuimos a visitar a...

—Al lugar, visitamos el lugar —interrumpió Namjoon, pues sabía que Yugyeom tenía aún interés en su mejor amigo y no quería que le armara un interrogatorio acerca de Jimin.

Jin lo vio con duda pero no preguntó nada.

—Me imagino que si —respondió sonando desinteresado—. Deberían invitarme la próxima vez que decidan hacer turismo interno.

—Seguramente Yugyeom, bueno yo debo irme, tengo mucho trabajo —dijo Jungkook levantándose y marchándose.

Los demás quedaron charlando pero de otros asuntos. Yugyeom notó que el ojiazul realmente nunca salió de la cafetería.

Su enojo aumentó, pero ya tendría tiempo de desquitarse con el rizado por haberle robado la atención de Jeon Jungkook.

Jungkook y Jimin habían hecho una rutina que ellos no habían sido conscientes de eso. Sus días se basaban en estar juntos en la casa del ojiazul, de Jimin preparando la comida mientras Jungkook se encarga de motivarlo dándole muchos besos y caricias, de comer entre juegos y más besos. De ducharse juntos mientras Jimin le hace peinados raros a Jungkook y el castaño lava los rizos con mucho cuidado.

De Jimin usando la ropa de Jungkook para poder dormir juntos, siendo el menor la cuchara pequeña. De hacer el amor tantas veces hasta el cansancio. De tener noches de películas, salidas a bares ya sea solos o con sus amigos. De tener demostraciones de afecto en público sin importarles nada, sólo sus risas y sus miradas brillantes.

De llegar a la empresa juntos, conversando sin interesarles ser el centro de atención de todos, de Park yendo a la oficina de Jeon para besarse sin control. De Jungkook escabulléndose a la cocina para poder robarle besos y algunos bocadillos a su amante.

Los días habían pasado, Jimin estaba muy emocionado pues había avanzado en su restaurante, que aunque era pequeño estaba satisfecho pues lo que él amaba era cocinar y al fin lo haría en un lugar sintiéndose libre porque él era su propio jefe.

Estaba en la cocina de la empresa, había tenido una llamada con Eunwoo acerca de unos detalles para tener todo listo para el fin de semana y poder inaugurar su preciado local. Estaba sacando las cuentas de algunos adornos extras, para terminar de darle el toque que quería.

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