¿Desde cuándo?

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Nami y Chopper escupieron su bebida, Usopp, Franky y Brook se cayeron de culo, Sanji dejó caer un plato que se rompió al instante de impactar contra el piso, Robin lo miraba impactada y Zoro... Zoro no lo creía. 

¿En qué momento había sucedido? ¿Por qué no se los había dicho antes? ¿Por qué el médico de la tripulación no sabía nada acerca del estado del capitán? ¿Por qué?

Todos los tripulantes miraban al capitán del barco con la boca abierta mientras que el pelinegro comía como si no acabara de soltar una noticia que le daría una vuelta de 360° a la vida de los Mugiwaras.

—L-Lu-Luffy. —titubeó la navegante aún sorprendida. —¿D- De qué estás hablando?

La tripulación seguía en shock, esas dos simples palabras eran demasiada información para digerir en ese momento. ¿Y cómo no? ¡El pelinegro había soltado una cosa como esa sin anestesia!

—Que estoy embarazado. —soltó otra vez como si nada.

Esta vez no hicieron tanto escándalo. El espadachín pudo recobrar la postura, pero aún seguía bastante aturdido.

Tragó saliva antes de preguntar. —¿Desde hace cuánto?

—Eh... —agregó haciendo un ademán de intentar recordar. —Creo que una semana... O eso fue lo que me dijo Torao. —comentó dejando claro que ese cirujano de la muerte lo había atendido.

—¡¿Y por qué no fuiste a mi consultorio, Luffy?! —preguntó el pequeño medico a la vez que lo regañaba yendo preocupado hacia su capitán.

El mencionado se encogió de hombros restándole importancia provocando un gran silencio en la sala que fue interrumpido por el cocinero que ya se encontraba más calmado.

—Así que... —comenzó a hablar mientras que limpiaba el desastre que había causado. —Un bebé... —mencionó viendo al espadachín fijo, al cual, de repente, le empezaron a observar todos juntos. Menos el capitán que seguía concentrado en su comida.

Zoro dio un largo suspiro para después mirar a su esposo que seguía comiendo hasta que se dio cuenta de la mirada posada sobre él. Miró al peliverde con curiosidad y de pronto, en un movimiento rápido, agarró un montón de comida y salió del comedor seguido del espadachín dejando confundidos a un par de Mugiwaras.

—Entonc- —no pudo terminar de hablar, porque el espadachín ya estaba estrechándolo en sus brazos.

Estuvieron un largo rato así, y el pelinegro había empezado a acariciar la verde cabellera del hombre que abrazaba. No necesitaban hablar, no en ese momento.

 No necesitaban hablar, no en ese momento

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Tomen este de prologo, está muy corto. Y bueno, no es que sea buena haciendo capítulos largos como @YesicapaolaFlorezflo pero hago el esfuerzo... realmente no lo hago, yo escojo el camino de la felicidad para no volverme loca en el proceso de esforzarme.

En fin, adioss.

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