You know you're mine baby

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Este capítulo será narrado por Roy... espero que lo disfruten.

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La tomé con fuerza mientras seguíamos con el beso. Me separé de ella y la miré, la miré con dulzura.

-No quiero que te vayas.-Le dije para luego volver a presionar nuestros labios.

-Siempre voy a estar para tí. Siempre estaré junto a tí.-Dijo ella con esa sonrisa que me enloquece.

Y poco a poco llevamos todo a más. Terminé quitándole sus jeans ajustados, los cuales resultaban molestosos en estos momentos, y claro, su camisa no sería la excepción. Ella hizo lo mismo conmigo. Y así quedamos en ropa interiror, mirándonos fijamente a los ojos y con esa gran sonrisa triunfadora, aunque en ella podía ver cierta pizca de miedo. Tenía sus mejillas rosadas y no dejaba de mirarme.

-Roy, tal vez no esté preparada, pero quiero hacerlo. Quiero estar contigo.-La miré con ternura y sonreí.

-Hermosa, todo saldrá perfecto. No te preocupes, yo cuidaré de ti.-Dije para volver a besarla y comenzar a dar el siguiente paso.

Elizabeth Peterson es mía. Solo mía.

Toqué delicadamente sus piernas hasta detener mis manos en sus bragas y allí comenzó a suceder. Comencé a bajarlas despacio mientras sentía su respiración agitada. Sonreí y quede justo encima de ella. Sé que estaba nerviosa. Me acerqué un poco más a ella y entonces...

La alarma del despertador sonó haciendo que me sobresaltara. Miré a mi alrededor... Ella no estaba allí.

-Fue un puto sueño.-Dije en voz baja.
¿Cómo pude haber soñado esto? Ella en estos momentos me odia, y no la culpo, en parte es mi culpa.

Pero todo esto tiene su mayor problema, quien tiene nombre y apellido. Si, se llama Viviana Smith.

Terminé de darme un baño y coloque la toalla a nivel de mis caderas. Desordené mi cabello y comencé a ponerme la ropa hasta que sonó el timbre.

Caminé escaleras abajo. Todavía no me acostumbro a estar solo en mi casa, aunque, cabe destacar que estoy muy a gusto. Usualmente mi madre se encargaba de atender a las visitas, pero yo era muy diferente. Ni siquiera me importaba preguntar.

Abrí la puerta sin importancia mientras trataba de abrocharme el jean, lo cual era una total pérdida de tiempo. Aun estaba sin camisa y la verdad no me importaría estar presentable para alguien que toca el timbre en mi casa a estas horas tan tempranas.

-¡Hola Darling!-Dijo haciendo que la mirara con cierto odio. Se acercó para supongo darme un saludo, pero de repente sus manos con las uñas pintadas de rosa hicieron un alto, provocando que la mirara con el ceño fruncido.-Espera, ¿tuviste sexo?-Dijo mirando de arriba hacia abajo.

Sonreí. Una de las cosas que tiene esa rubia es que es muy fácil para caerle mal a las personas. Mi mejor amiga es una perra directa...

Pero eso no quita lo que nos hizo a mi y a mi hermosa.

-Ya se fue.-Dije tratando de parecer lo más serio posible.

-¿¡Qué!? Ya veo que no has cambiado en nada.-Dijo adentrándose a la casa con una sonrisa.

-Es una broma, me estaba bañando.

-Pues, aún sigues siendo igual.-Dijo encogiéndose de hombros y dándose vuelta para quedar frente a mí.

Amor ImposibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora