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ONE SHOT

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ONE SHOT

|Steve se pone demasiado travieso en un elevador|

NÚMERO DE PALABRAS: 962.
ADVERTENCIAS: public fingering.

Capitán América, un ícono de la historia estadounidense, un héroe que lo ha sacrificado todo por su nación y por sus ideales, un símbolo de responsabilidad y valentía y a veces alguien quien no tiene paciencia y te jode con los dedos de la nada

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Capitán América, un ícono de la historia estadounidense, un héroe que lo ha sacrificado todo por su nación y por sus ideales, un símbolo de responsabilidad y valentía y a veces alguien quien no tiene paciencia y te jode con los dedos de la nada.

Le dirige una sonrisa encantadora a una anciana mientras ella sale del elevador antes de guiarte hacia él. Ustedes acaban de tener una cita romántica y ahora se dirigían a casa.

Y no puedes evitar inclinarte hacia el costado de Steve cuando él se adentra en el ascensor. Su brazo se envuelve instintivamente alrededor de tu cintura y cuando crees que que estarán ustedes dos solos en el ascensor, dos parejas más suben.

Una es mayor y ambos deben tener unos ochenta años, y lo sabes ya que se paran frente a ti mientras que otra pareja joven los sigue. No piensas mucho en ello, simplemente estás feliz de inclinarte hacia Steve en tanto las puertas se cierran y el elevador comienza a moverse desde la parte superior del rascacielos hacia abajo.

Pero entonces, la mano de Steve se mueve, deslizándose desde tu cintura hasta tu trasero y haciéndote mirarlo de costado antes de mirar hacia adelante nuevamente, eso te sorprendió.

No era inusual que la mano de Steve encontrara su camino hacia tu trasero, descansando en la curva o frotándolo cuando ustedes dos iban a la cama. Steve había llegado a ese punto de confianza donde era más íntimo, más atrevido pero jamás había llegado al punto de hacerlo en público; no se arriesgaría a que las personas lo vieran debido a la imagen que debía de cuidar  y crees que todo se detendrá ahí, pero cuando no es así estas girando la cabeza para ver al apuesto hombre rubio.

Sin embargo, Steve está ansioso. El único indicio de que sabe que estás mirando es la pequeña sonrisa que se dibuja en sus labios mientras que sus dedos se deslizan por debajo de tu vestido. Tus labios se abren con sorpresa cuando sus dedos rozan la parte interna de tu muslo y una descarga eléctrica recorre tu columna.

Steve se inclina para susurrarte al oído. Él todavía tiene la poco usual sonrisa engreída en su rostro en lo que su aliento se agita en tu cuello haciéndote temblar en respuesta.

—No hagas ruido, cariño. —es la única orden que recibes antes de que sus dedos deslicen tus bragas hacia un lado y empujen entre tus pliegues mojados.

Tienes que morderte el labio inferior para evitar gemir cuando él te empuja dos dedos en ti. Y Steve vuelve a fijar su vista hacia adelante, actuando como si no estuviera metiendo dos dedos en tu bonito coño en un ascensor lleno.

Hace que tus rodillas se sientan un poco débiles y miras hacia la parte superior de las puertas del elevador para ver que todavía te quedan cincuenta pisos por recorrer.

Cualquiera de las personas ahí puede darse la vuelta y ver qué está haciendo y está enviando una nueva ola de sustancia viscosa que cubre sus dedos mientras te aferras a la parte delantera de su chaqueta de su traje, tus uñas clavándose en la tela.

Estás haciendo todo lo posible por no hacer ningún sonido o movimiento repentino, pero Steve no ayuda mientras agrega un tercer dedo y los curva como te gusta.

40, 39, 38, 37... tu mente se nubla y contienes la respiración y aprietas sus dedos sintiendo que la espiral en tu abdomen se retuerce cada vez más. Steve no duda mientras mete y saca sus dedos una y otra vez, es un milagro que no se escuche el sonido húmedo por la forma en la que te masturba.

Steve se gira ligeramente, inclinando su cabeza hacia abajo de nuevo cuando presiona un beso rápido donde está el pulso en tu cuello. —Lo estás haciendo muy bien por mi. —el elogio se murmura en tu oído y aprietas sus dedos nuevamente conteniendo tu gemido.

Tus ojos se dirigen a ambas parejas y por suerte nadie se ha dado cuenta. El ascensor ahora está casi en los primeros pisos y estabas tan cerca.

Te sientes avergonzada porque puedes sentir tu esencia gotear en los dedos de Steve y bajar por tus muslos, pero diablos, te hace sentir tan bien.

Tu rostro encuentra su lugar en su pecho y los dedos de Steve se mueven más rápido y te empujan al límite y muerdes tu labio inferior para amortiguar cualquier ruido mientras te corres en sus dedos, temblando levemente, casi imperceptible menos para Steve.

Steve te mantiene cerca, ayudándote a superar tu orgasmo mientras que el ascensor baja hasta el último piso. Tus rodillas todavía se sienten débiles cuando los largos dedos de él finalmente se mueven fuera de ti y te vuelve a poner las bragas en su lugar.

Cuando se abren las puertas del elevador, esperas no parecer un desastre cuando todos salen. Te tiemblan un poco las piernas, lo que hace que Steve sonría, pero después la pareja mayor se da vuelta impidiéndoles a ambos entrar al estacionamiento del edificio.

Inmediatamente piensas que los habían atrapado, queriendo que aparezca un agujero negro debajo de ti y te trague por completo, sin embargo el hombre mayor se gira hacia Steve con una amplia sonrisa.

—Pensé que era usted, capitán Rogers. Gracias por su servicio.

Exhalas aliviada ante eso mientras que Steve acepta el apretón de manos que le ofrece el señor y le da una sonrisa amable al hombre mayor. Luego ambos salen del elevador y te besa la mejilla antes de susurrar con voz ronca: Vamos a casa, niña bonita. Aún no he terminado contigo.


 Aún no he terminado contigo

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UNHOLY|STEVE ROGERS +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora