La persona

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Y ahí estaba Dris. Frente a su ventana apreciando la mañana y mirando como las nubes cubrían el sol, mientras fumaba un cigarrillo y echaba el humo afuera para no molestar a la persona. En la radio está la hora de los Beatles, se escucha Please, Please Me. Su reloj tiene marcadas las 13:48. De repente una voz dulce para él, que ha escuchado en diversas ocasiones repetir su nombre sin nada de aire, interrumpe su pensamiento.

- ¿Así de agotador fue? – dice Haz con voz cansada.

Dris voltea de inmediato apagando su cigarro en la orilla de la ventana, y le dirige una mirada incrédula. Se acerca a la cama y se deja rodear por los brazos del chico de cabello castaño. Ambos se quedan acostados. Como ama Dris ese cabello, sobre todo cuando lo tiene entre sus dedos obligando a Haz a perder su postura erguida de siempre.

- ¿Quién dijo que habíamos terminado? – le dice Dris con tono retador – Sólo dejé que durmieras y recuperaras aire.

Ambos ríen, uno a lado del otro. Y vaya que Dris tiene una hermosa sonrisa, incluso su risa es melódica para Haz. Ama visitar museos, le encanta el arte, pero sin duda su obra favorita es la perfecta sonrisa del Dris. Se miran a los ojos. Haz ama saber que Dris no puede mantenerle la mirada aún teniendo su gran dominio sobre el otro, ante Haz es vulnerable, y eso le encanta.

La mirada les quema cada parte del cuerpo, incluso los hace reaccionar. Cada mirada lleva una nueva intención, pero ésta ya la conocían. Sus cuerpos pedían más del otro, y no iban a retener el deseo, no después de tantos meses de no haberse tocado. Se besan como si no lo hubieran hecho toda la noche, Dris tira del cabello de Haz, y este se aferra a su cuerpo, jadean, y entonces la brillante mente de Dris tiene una mejor idea. Apenas separándose del beso, y con Haz mordiendo su labio inferior intenta hablar.

-Un... baño... - dice Dris apenas con aliento. Haz deja de besar a Dris, pero comienza a morder su oreja, esto le eriza la piel al rubio - ¿Tomamos un baño?

-Mhmh – dice Haz. Dris comienza a besar su pecho – Recuerda que debemos ver a Tom.

-Al carajo con Tom. – dice Dris alejándose del beso por completo.

- ¿Qué ocurre entre ustedes?

-Nada, simplemente volvió más cabrón que antes del servicio. – Dris se sienta en la cama y toma un cigarrillo nuevo para encenderlo.

-Vamos, Dris. Sé especifico.

-Es que – dice Dris de espaldas, pero se voltea bruscamente – Carajo, Haz ¿Por qué estamos hablando de él cuando deberíamos estar cogiendo?

-Está bien. – dice Haz harto – No voy a meterme en sus problemas, sólo dejen de tensar el ambiente. La fogata es hoy, no lo arruinen. – Haz golpea la espalda de Dris. – Y, si él es un cabrón, bueno – Haz le quita de la boca el cigarro y lo pone en la suya – tú eres el doble.

Haz se levanta de la cama con el cigarro y se dirige al baño de Dris. El rubio se queda pensando en la cama, hasta que Haz le hace un ademán con la mano para que se bañe con él. Dris no puede declinar tentadora oferta.

La perfecta combinación del agua tibia y el cuerpo caliente de Haz, eran ideales para la piel de Dris. Tomar de las caderas a Haz era su parte favorita, sentir como les recorrían las gotas por las sienes, y sentir los húmedos labios del otro. Las manos de Haz sosteniendo su cuerpo completo en la pared con Dris detrás de él besando su espalda y haciendo movimientos con su cadera para rozarlo con su miembro. Haz no quería detenerse en ese momento, ni nunca más, con su respiración y su mirada le suplicaba a Dris que no parara. El rostro de Dris reflejaba lo bien que se estaba sintiendo, con el ceño fruncido y los labios apretados, cada movimiento provocaba un pequeño jadeo en Haz.

Cuando lograron salir del baño, ambos comenzaron a vestirse. Se les hacía tarde para llegar al punto de reunión con Tom, y no sería la primera vez que llegaran sospechosamente tarde y al mismo tiempo, después de todo, nadie podía enterarse de su romance, sería un caos.

El padre de Dris le quitaría el apellido si se enterara porque el hijo del teniente no podría ser "marica". En cambio, Haz podría hablarlo con su madre, está seguro de que ella lo entendería, sólo se tenían el uno al otro tras la muerte de su padre, la razón principal por la cual Haz no asiste al ejército, su madre se niega a perderlo.

Mientras se cambiaban no podían apartar la mirada del cuerpo del otro, se deseaban con cada parte. Además, la tenue luz que entraba por la ventana del cielo nublado, hacía que las facciones de Dris se marcaran de una manera espectacular, la sombra que se generaba le daba misterio a su cuello, y sus brazos tonificados. Si que sabía como llamar la atención de Haz, y aunque no se lo dijera en voz alta, era más que obvio que la mirada de Haz estaba completamente cautivada por Dris todo el tiempo.

Un Verso de TresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora