13. Huellas del pasado borrado

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Intrigado, James buscó el comienzo de la transcripción.

"Antes de iniciar el interrogatorio, hemos inducido al testigo a un estado de hipnosis profunda", se explicaba en la primera página, "pues el sujeto, tras haber sido reanimado, es incapaz de recordar lo sucedido en su encuentro con el ángel".

—Claro, hipnosis. —El teólogo soltó un suspiro con desgano—. Ya recuerdo por qué nunca tomé en serio esta entrevista.

McRowld odiaba la hipnosis y todas las pseudociencias. Tiró el documento a la basura.

Sin embargo, tras darle varias vueltas al departamento, tomó los papeles nuevamente

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Sin embargo, tras darle varias vueltas al departamento, tomó los papeles nuevamente. El término, "na'o ojaviv", le resultaba sorprendentemente familiar.

«Según esto...», reflexionó, «el presunto ángel trae consigo un mensaje. Por lo tanto, cumple con la función de mensajero. ¿Es eso suficiente para decir que es un ángel?»

—¡Bah! —exclamó, a punto de descartar el documento otra vez—. Esto no prueba nada... ¡Es frustrante!

Aún así, atrapado por la curiosidad, James releyó una y otra vez la última parte de la transcripción. "Uato na'o ojaviv", esas tres palabras las había visto en algún otro lado.

Detuvo su caminar y leyó en voz alta—: Uato Na'o Ojaviv.

Detuvo su caminar y leyó en voz alta—: Uato Na'o Ojaviv

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Sintió un escalofrío. Por momentos, la luz de las lámparas había perdido su brillo. ¿O había sido su imaginación? Miró sobre su hombro. Nada. Nadie lo miraba, no obstante, se sentía observado. Sacudió la cabeza. Repitió de nuevo las palabras. Esta vez, no sintió la extraña sensación de la primera vez. Pero sí pudo recordar por qué esas palabras le resultaban tan familiares.

Excitado por la emoción, cerró las cortinas, apagó los aparatos eléctricos, sacó el diario de su padre y lo abrió en el compendio de so'kgrafos que había estado estudiando. Al encontrar el símbolo que buscaba, el teólogo dio un paso hacia atrás.

La palabra "na'o ojavi" resultaba ser la mala pronunciación del so'kgrafo: Na'lo Ohahib, que significaba: el Dios sin Cabeza. El ideograma se componía de solamente un círculo con un punto en el centro.

El Misterio del ÁngelWhere stories live. Discover now