Dekapénte

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LISA


No hay nada que desee más que llevar a Jennie a mi habitación y terminar lo que hemos comenzado. Aunque ya debería saberlo mejor, me sorprendió de nuevo. Quiero seguir aprendiendo sobre ella, descubrir cada una de sus fantasías para poder hacerla correr una y otra vez.

Desafortunadamente, la noche está lejos de terminar. Nos divertimos mucho, pero ahora es el momento de la política.

No puedo evitar darle un beso en la sien.

—El espectáculo casi ha terminado.

—Al menos uno de ellos ya lo está —ella acaricia mi cuello como un gato en busca de caricias. Hace que mi corazón lata incómodo. Cierra los ojos y se acurruca contra mí como si fuera su manta favorita. Es... lindo.

—Jennie —puse lo suficiente en mi tono para que ella me mirara— Tenemos que desempeñar un papel, al menos por un tiempo, de eso se trata esta noche —excepto que fue demasiado fácil olvidar eso una vez que me metí dentro de ella. La habitación se desvaneció hasta que todo lo que pude ver fue a ella.

Sus cejas se juntan y suspira.

—Sabía que era demasiado pedir seguir follando hasta el amanecer.

Tengo que reprimir una sonrisa.

—Creo que podemos dedicarnos a eso por el tiempo que nos quede.

—Uh huh —juega con uno de los botones de mi camisa y me lanza una mirada maliciosa— ¿Supongo que me lo compensarás más tarde?

—Eres imposible.

—Eres la única que parece sacar ese lado de mí.

Me gusta eso de una manera perversa. Jennie podría meterse debajo de mi piel como nadie que haya conocido, pero disfruto nuestras bromas más de lo que tengo derecho a hacerlo. Disfruto muchas cosas de Jennie.

Me salvo de tener que dar una respuesta cuando las luces se intensifican y un hombre se acerca. Es increíblemente hermoso, sus rasgos son tan perfectos que casi duele mirarlo, de mandíbula afilada, labios sensuales, un alboroto salvaje de cabello rubio rizado en su cabeza. Se ve demasiado guapo para tomarlo en serio, pero es el hijo de Afrodita. Sé con certeza que él se encarga de las tareas desagradables por ella para que pueda mantener sus manos impecables. Es peligroso.

Toco con un dedo la cadera de Jennie y me inclino hacia atrás.

—Eros.

Él sonríe, con dientes blancos y rectos.

—Gracias por el espectáculo —su mirada se desliza hacia Jennie— Has hecho enojar a mucha gente en la ciudad superior.

Ella se mueve en mi regazo, y espero a que se sonroje, tartamudee, haga algo que indique su arrepentimiento por dejar que las cosas vayan tan lejos delante de los demás. Ella nunca ha hecho nada como lo que nosotras acabamos de hacer; tener sexo frente a una audiencia es un gran problema para una princesa protegida como Jennie, así que empiezo a intervenir verbalmente para salvarla.

Ella me sorprende una vez más cuando su voz se vuelve enfermizamente dulce y cubierta de veneno.

—Es curioso, pero mucha gente en la ciudad superior me ha hecho enojar.

La sonrisa de eros sonrisa no flaquea, aunque sus ojos azules son fríos.

—Jiyong está furioso, y lo mejor para todos es mantenerlo feliz.

—No tengo ningún interés en mantener feliz a Jiyong —ella le sonríe— Sé amable y dale a Afrodita mis saludos, ella ha estado manejando a Jiyong durante tanto tiempo, y estoy segura de que es capaz de manejarlo un poco más.

Styx ࿐ ᴊᴇɴʟɪsᴀDonde viven las historias. Descúbrelo ahora