Capítulo X

1.8K 210 15
                                    

Sergio observaba por la ventanilla mientras el avión despegaba, dirigiéndose al Mediterráneo. Pronto la costa de Túnez se perdió en la distancia y el puntito que era Pantelleria empezó a hacerse más visible.

Cuando despertó por la mañana había mirado atentamente el rostro dormido de su marido. Durante el sueño parecía más vulnerable, como si no fuese el formidable magnate que era.

Le gustaba la línea de su mentón y como el pelo, normalmente bien peinado caía por su frente, le encantaba la columna de su cuello, sus pestañas más claras, sus cejas. Y su boca... la forma de sus labios, su textura y su asombroso talento para seducirlo con ella.

Más que nada, adoraba su fuerza; una fuerza que no tenía nada que ver con los músculos y sí con el carácter y la personlaidad. Sergio no recordaba su relación, pero sabía por instinto que podía contar con él. Aunque indudablemente guapo y más sexy de lo que alguien podía soportar, su belleza llegaba al interior y eso era lo que amaba de verdad.

Amar...

Una palabra que se pronunciaba tantas veces sin tener en cuenta su significado. Pero en ocasiones la única palabra que servía, aunque no recordara haberla oído nunca de los labios de Max.

¿Sería posible volver a enamorarse de él en tan poco tiempo, o la emoción que sentía estando con Max era algo que su corazón recordaba aunque no lo recordara su cerebro?

Él abrió entonces los ojos.
Buon giorno–Murmuró, estirándose–¿Qué ocurre? Estas muy pensativo.
–Es que estaba pensandó–sonrió Sergio.
–¿En qué?
–En lo que me gustaría desayunar.
–¿Se te ha ocurrido alguna idea?
–Sí–Murmuró sergio, tirando de la sábana y poniendo el dedo exactamente en el punto de su anatomía que deseaba tocar–Me gustaría comerte a ti.
–Hazme lo que quieras, amore mio. Soy todo tuyo.

Después de empezar así la mañana fueron a ver los famosos mosaicos del museo Bardo.
–No quiero volver a Pantelleria–Dijo Sergio entonces–¿No podemos ir derectamente a Milán? Quiero ver nuestra otra casa.
–¿Crees que estas preparado para un cambio así? Milán es una gran ciudad y hubo un tiempo en el que preferias la tranqulidad de la isla.

–No ya no, Antonia y el resto del servicio son muy amables, pero quiero estar con gente que no me mire como si estuviera enfermo. Y que no me trate como si fuera a romperme en cualquier momento. Además, estamos en la segunda semana de octubre y tú mismo dijiste que en la isla no había mucho que hacer cuando temrminaba el verano.

–Es verdad–Asintió Max–Además dentro de poco empezará la semana de la moda en Milán y se que te encantan los desfiles.
La oportunidad de ver diseños creativos en la pasarela lo llenó de ilusión.
–¡Desde luego que sí!

–A lo mejor también podría interesarte en algo más. El próximo sábado celebramos la cena benéfica anual de Parchi per bambini,la fundación que creo mi bisabuelo, que estan importante hoy como lo fue en el pasado. Se han construido más de cien patios de juegos en las zonas más pobres, aunque no tantos como nos gustaría, especialmente en el sur. Y la cena será una ocasión de gala ¿Te apetece ir conmigo?

–Me encataría–sonrió Sergio.
–Piensalo antes de decir que sí.
-¿Por que?
–Toda mi familia estara allí y eso podría ser un poco abrumador.
Sergio hizo una mueca.
–Ya conozco a tu padre. Pero tendre que enfrentarme a él tarde que temprano, así que...
–No pensabas lo mismo hace dos semanas.

–Hace dos semanas no había redescubierto mi matrimonio–Dijo Sergio, ni había vuelto a enamorarse otra vez de su esposo, pero era demasiado pronto para decírselo–No soy el mismo de hace dos semanas.
–No, es verdad-Sonrió él–De acuerdo es una cita entonces. mañana nos iremos a Milán.

Recuerdos de un amor. ❉Donde viven las historias. Descúbrelo ahora