14. La cabaña

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Al salir a la cubierta Victoria quedó impresionada. Ante sus ojos una pequeña isla totalmente en medio del mar.

V: ¿Dónde estamos?

C: Es un lugar secreto.

V: ¿Vamos a bajar?

C: Vamos a dormir ahí.

Desayunaron en la cubierta con las maravillosas vistas de la isla al fondo, después recogieron lo indispensable y una balsa los llevó hasta la orilla. César ayudó a Victoria a bajar tomándola de las caderas y aprovechando para pasar sus manos por las nalgas.

V: ¡Aprovechado!

C: ¿Sabes lo difícil que es tener las manos quietas teniéndote cerca?

V: ¿Qué vamos a hacer aquí solos todo el tiempo?

C: ¿Necesito contestar a eso?

V: César...

C: Vamos a dejar las cosas en la cabaña y luego te cuento el plan.

Los dos caminaron hacia la cabaña que estaba escondida entre los árboles.

V: Es realmente precioso este lugar.

Victoria miraba todo su alrededor fascinada. Entraron en la cabaña, todo era muy acogedor, entraron a la habitación donde había una cama enorme y un jacuzzi.

V: Creo que nunca había visto una cama tan grande, no nos vamos ni a rozar.

C: Imposible.

Victoria lo miró con cara interrogante.

C: Pienso pasarme toda la noche encima de ti.

V: ¿Ah si?

César asintió con una sonrisa en el rostro y se acercó a ella lentamente.

V: ¿Y que pasa si no me dejo?

César soltó una carcajada mientras la tomaba de la cintura y la acercaba a su cuerpo.

C: No creo que eso suceda.

V: ¿Tan seguro estas? (sonriendo)

C: Segurísimo (mientras le empezaba a besar el cuello y sus manos descendían a las nalgas femeninas apretándolas contra él)

Victoria gimió cuando sintió el miembro de César contra su vientre.

C: ¿Lo ves? Te vuelvo loca.

V: Mmm...

C: Pero ahora no es el momento (separándose de ella)

V: ¡César!... (agitada)

C: Venga ponte un traje de baño, tengo una sorpresa.

Victoria ya estaba excitada y se negaba a quedarse con las ganas, César quería jugársela pero ella también sabia jugar, así que rápidamente llevó las manos al dobladillo de su vestido y se lo sacó, seguido se deshizo del broche del brasier y se deshizo del él y por ultimó se bajó las pequeñas braguitas mirando fijamente a César que ya estaba tragando saliva con dificultad. Completamente desnuda ante la mirada de él, se recogió el pelo en un moño y caminó en dirección a su bolsa pasando por delante de César. Se inclinó un poco para buscar su traje de baño dentro de la bolsa que estaba encima de la cama. Ahí fue cuando César explotó y cayó en el juego, se acercó a ella y la agarró con fuerza de las caderas apretándose contra ella.

C: Eres una tramposa.

V: Estoy buscando mi traje.

C: Me estás provocando, te gusta jugar conmigo.

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