la vida en los campos de concentración (entre niñero y sastre)

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Gracias a Yavhe que teníamos una rutina establecida y aunque les pudiese parecer increíble era lo único de entre todo este caos que lograba estabilizarme , Confieso (con mayor vergüenza que orgullo ) que soy un adicto al orden , a muchos les parecerá extremadamente tedioso y aburrido repetir religiosamente ciertas tareas en especifico a determinadas horas , empero a mi me parecía agradable , además me ayudo a distinguir los horarios, ahora tenia la certeza y la noción de mi ubicación temporal y aquello me tranquilizaba , en ese momento no lo confesé a una sola alma judía Ni siquiera al afable y fiel butters , sabia que era extraño mi sentir y que solo haría que los demás judíos pensaran que finalmente estaba descendiendo hacia la locura.

Para este momento habian pasado exactamente tres semanas , casi un mes , les cuento espero que con lujo de detalle que se hacia día tras día , como cada madrugada irrumpían a eso de las 3 o 4 Am , entraban siempre con alguna amenaza , la mas reciente habría sido una emboscada tirándonos piedras que juraban serian granadas la próxima vez si no levantábamos nuestros "mugrientos cuerpos" de aquel conjunto de tablas que hacían pasarse por camas, las ojeras no tardaban en hacerse presentes , rostros agotados , ojos hinchados de tanto llorar , labios resecos y arrugados si hay una imagen viva y real de como se ve la desesperanza era esa , y la primero que veíamos al despertarnos eran aquellos rostros exhaustos , ese era el pan de cada día. después Nos enlistábamos y marchábamos hacia el trabajo , allí comenzaba lo mas exhaustivo del día , como yo era considerado de los mas jovenes , por lo general me ponían los oficios mas pesados y nunca hacia falta los tratos hostiles , las patadas , los golpes con fuerza bruta y las agresiones con los bastones de mando acompañados de insultos o escupitajos pero los jueves eran mi día favorito porque sabia que en vez de los trabajos pesados , haría sastrería y pese a que mi conocimiento era muy básico supieron como aprovecharlo , reparaba los trajes de los Soldados de cargos mas bajos y también ayudaba en el diseños de vestidos y pijamas para los judíos nuevos que llegaban sin falta cada jueves , me dejaban también enseñarle un poco de dicha tarea a Susan , lo que para mi era un conocimiento vital , mi abuela me lo enseño a mi y a cada uno de mis primos con la esperanza de que nos fuese útil y vaya que si lo fue , aun si muchos lo consideraban como "un oficio propio de chicas". Los jueves eran un día relativamente pacifico, luego iría a entregarles todo lo trabajado al capitán general . El resto de días eran un suplicio cargaba cosas pesadas de aquí para allá, limpiaba , a veces hacia tareas de construcción cualquier actividad menos disfrutable que la sastrería y la costura , aproximadamente al medio día nos daban la única comida a la que teníamos derecho , que casi siempre consistia en medio pedazo de pan y sopa , no lucia para nada apetecible comparado con los alimentos que consumían el gordo despreciable del capitán y sus soldados hasta postre se servían esos desgraciados ; sin embargo para los judíos y para cualquier persona que ha desgastado fuerza y energía y no ha probado bocado en todo el día era la gloria , sin chistar , sin quejarse comíamos , relamiendo sus dedos no dejábamos ni migaja en los platillos , luego por la tarde , seguíamos trabajando , acto seguido la formación vespertina para asegurarse de que ningún judío haya intentado escapar o esconderse (ya se había hecho antes y se castigaba con la muerte) y así luego de contar cabezas , volvíamos a nuestras tablas.

Odiaba las noches con cada parte de mi ser , porque aun rodeado de mi gente , me sentía solo conmigo y con mis pensamientos , y era en esas efímeras y solitarias noches en los que el sentimiento de extrañar lo conocido me inundaba , me ahogaba la preocupación y me hacia preguntarme donde estaba mi familia más no podía hacer más que desearles de todo corazón que estuviesen bien.

Susan de vez en cuando lo notaba y se sentaba a mi costado , me contaba historias fantasiosas que pudieran ayudarme a conciliar el sueño nuevamente , casi siempre el sueño la abrazaba y terminaba dormida primero que mi persona , nosotros cuidábamos mucho de Susan , de su infancia , de su inocencia , no queríamos que se diese cuenta de que tan mal nos la pasábamos aquí, así que a pesar del cansancio por el trabajo físico , nos turnábamos ya sea para cuidarla o para jugar con ella en los pocos espacios libres y con el paso del tiempo la chica era tan carismática que incluso se gano el cariño de unos cuantos soldados , sin embargo en las noches siempre volvía a mi como si notara la incesante tristeza nocturna que me acogía a esas horas.

Los Sacrificios De Una Promesa Where stories live. Discover now