14. El túnel.

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𝐂𝐚𝐩𝐢́𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟏𝟒.

La cabaña, un relicario de pesadillas, oprimía a Nix con su presencia asfixiante. Cada rincón de aquel santuario de horror resonaba con los lamentos de los caídos y el eco retorcido de la risa de Jeff. Con las cuerdas como grilletes, la joven sentía la opresión de su captura, mientras las imágenes distorsionadas de su propia vida colgaban como condenas visuales.

Entre las sombras y fotografías macabras, detectó una abertura oculta. Al revelarla, un pasadizo angosto se desplegó ante ella, un túnel oscuro que prometía una fuga de aquel infierno. Al adentrarse, la humedad se aferró a su piel, y la tierra húmeda crujía bajo sus pasos, como si el túnel mismo susurrara secretos enterrados.

El pasadizo se ramificaba en múltiples direcciones, laberíntico y desafiante. Ella, con la respiración entrecortada, se internaba en la oscuridad, enfrentándose a cada giro como una encrucijada en su destino. Arañas tejían sus telas en las sombras, acompañando sus pasos con susurros sigilosos.

En un instante, la negrura del túnel se vio interrumpida por la presencia inconfundible de Jeff. Sus pasos resonaban como el eco de una pesadilla acercándose. Los gritos desesperados de Nix se entrelazaban con la risa siniestra de su perseguidor, creando una sinfonía de terror que reverberaba en las paredes húmedas.

Corría como una sombra en el laberinto subterráneo, esquivando obstáculos y dejando tras de sí el sonido frenético de sus pasos. El túnel, un testigo mudo de la persecución, parecía cerrarse a su alrededor, aumentando la sensación de claustrofobia. Cada vez que se atrevía a mirar hacia atrás, la figura distorsionada del contrario se acercaba, una amenaza tangible en la penumbra.

Los pasadizos se bifurcaban como un juego maestro de la confusión, pero la joven continuaba su huida con la esperanza de encontrar una salida. Cada rincón, cada curva, estaba impregnado de una sensación de peligro inminente. Los gritos resonaban en las paredes del túnel, una sinfonía desgarradora de terror y desesperación.

En un momento de desesperación, Nix tropezó con un túnel lateral, un respiro momentáneo que amenazaba con convertirse en su trampa. Jeff, sin embargo, se lanzó tras ella, rugiendo con ferocidad. Los gritos de ambos resonaban en la oscuridad, una danza caótica de persecutor y perseguido.

Finalmente, en un giro repentino, logró perder a su perseguidor. La oscuridad la envolvía como un manto protector mientras emergía en otro túnel lateral, alejándose de la risa amenazante de él. La sensación de alivio la inundó, pero sabía que no podía detenerse.

El último tramo del túnel, con su oscuridad persistente, finalmente cedió ante la libertad. Nix emergió, su figura empapada por la lluvia, sintiendo el aroma fresco de la tormenta como un bálsamo para su alma atormentada. La carretera desierta se extendía ante ella, iluminada por las luces intermitentes de la patrulla policial en la distancia.

— ¡Por aquí! —gritó uno de los oficiales al verla, extendiendo una mano solidaria.

— ¿Estás bien? ¿Necesitas ayuda? —preguntó otro oficial, sus ojos reflejando una genuina preocupación.

— Llévenme a casa, por favor. Necesito alejarme de este lugar —suplicó Nix, abrazándose a la promesa de seguridad que la policía representaba.

Los oficiales la escoltaron hacia el vehículo con profesionalismo, compartiendo algunas palabras de alivio y consuelo en el camino. La pelinegra, en su silencio, agradecía cada gesto de humanidad que la llevaba lejos de las garras de su captor.

Sin embargo, en la penumbra del túnel, Jeff emergió como una sombra retorcida. La risa siniestra se mezclaba con la lluvia, creando una atmósfera de terror. Los oficiales, al percatarse de la amenaza, se apresuraron a cerrar las puertas de la patrulla, dejando a Jeff en la carretera mojada.

— ¡Lárguense! —gritó uno al arrancar el vehículo, mientras Jeff, con una sonrisa psicópata, corría tras ellos. La patrulla aceleró, dejando atrás al psicópata en la lluvia implacable, su risa aún audible en el viento.

Dentro del vehículo, Nix suspiró aliviada, pero la sombra de Jeff quedó marcada en su mente. Mientras se alejaban, la carretera desierta se convertía en un camino hacia la incertidumbre, pero por primera vez en mucho tiempo, Nix sentía que, quizás, la luz al final del túnel no era solo una ilusión.

Deseaba profundamente que todo esto ya terminara, que finalmente luego de mucho tiempo podría compartir con Claire y su madre, acudir con un psicólogo y poder salir adelante.
De tan solo imaginar la desesperación que podrían estar sintiendo sus seres queridos se le formaba un nudo en la garganta, por mucho tiempo se había enfocado en sobrevivir y no había pensado en ello, ¿su madre estaría bien?

De forma repentina recordó a Liu.

— ¡Deténgase! —gritó con todas sus fuerzas, ocasionando que uno de los oficiales pisara el freno, haciendo que su cuerpo fuera brutalmente llevado hacia delante.

— ¿Qué ocurre?

— Liu —murmuró—. Él está en el bosque, tenemos que buscarlo. Él está solo con ese psicópata.

— No es buen momento para hacerlo señorita, ese hombre puede estar suelto. Lo primordial es mantenerla a usted a salvo, luego buscaremos a su amigo.

Negué. — Debemos volver, luego será tarde.

Con un botón, uno de ellos trancó las puertas, — Lo lamento, pero no haremos eso. Primero la pondremos a salvo a usted, luego buscaremos a su amigo —volvió a repetir.

Suspiró tratando de calmar las lágrimas que amenazaban con salir de sus ojos, esperaba verdaderamente que Liu estuviera bien.








𝗜𝗡𝗙𝗜𝗟𝗧𝗥𝗔𝗗𝗢 𝗘𝗡 𝗟𝗔𝗦 𝗦𝗢𝗠𝗕𝗥𝗔𝗦
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Infiltrado en las sombras ➝ Jeff The Killer [Creepypastas]Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang