44 - Halloween VI

6K 540 400
                                    

Familia...

¡Feliz Navidad y felices fiestas! 

Espero que pasen una Nochebuena maravillosa con sus seres queridos. Por mi parte, les dejo este pequeño regalo para que nos sintamos más cerca en estas fechas. Tan pronto como pueda les traeré más capítulos para que disfruten.

¡Un besote!

---------------------------------------------

Halloween VI

ANA

—Parecía imposible atravesar esa horda de personajes espeluznantes. Mi peor pesadilla: Morir aplastada por una masa humana. Casi se cumple, ¡ja, ja! Por cierto, ¿a dónde me llevas? ¿Qué hacemos aquí? —me pregunta la parlanchina Paula cuando suelto su mano al pie de las escaleras. Ella observa todo como una bebé curiosa y desorientada.

—Te llevo al infierno para robarte la inocencia, ¡ja, ja! El infierno no está abajo, sino arriba. —Tras asegurarme de que no hay ningún guardia del castillo de la princesa Estefanía merodeando por los alrededores, levanto la cinta que bloquea las escaleras y le indico a Paula que pase.

—Eh... No es por fastidiar y no creo que las lentillas me estén dañando la vista, pero ahí pone que solo los VIPs pueden subir.

—Ignora el cartel.

—Ay, no sé. ¿Y si nos descubren y nos metemos en un lío?

—Si no te mueves, claro que nos descubrirán. ¡Ja, ja! A ver, no irás a la cárcel si te pillan. ¿Dónde está tu espíritu aventurero y fantasioso?

Paula enlaza las manos bajo su vientre y encoge los hombros.

—Es que... nunca he hecho algo como esto. Nunca me he colado en sitios donde no debo —alega Paula, cuya voz flaquea como si estuviera avergonzada—. Ya sé lo que estás pensando, que soy una cobarde que habla mucho cuando en realidad no soy tan atrevida. Decepcionada, ¿verdad?

—Para nada. Siempre hay una primera vez para romper las reglas. —Agarro una de sus manos repentinamente, por lo que ella expresa una gran sorpresa—. Ah, y yo no pienso mucho, yo actúo. ¡Vamos! —En cuanto tiro de Paula y la fuerzo a cruzar la barrera, paso detrás de ella y vuelvo a acomodar la cinta—. ¡Corre, corre! —le insto para que no dude.

Ambas corremos escaleras arriba. Cerca de los últimos escalones, Paula tropieza y realiza una zancada de emergencia para evitar la caída, pero esta es inevitable, pues choco con ella y las dos caemos en el suelo de la primera planta. El golpe seco suena al compás de nuestros quejidos. No obstante, la risa espontánea supera al dolor del daño que sufrimos.

—¡Ja, ja! ¡Dios, soy un desastre! —Paula se lleva las manos a la cara—. ¡Qué vergüenza! Debes estar arrepintiéndote de haberme traído.

—¡Qué va! Esto es lo mejor que podía haber pasado, ¡ja, ja, ja! Será un milagro que no nos descubran. ¿Eres consciente de que hemos quedado como unas ridículas ante la cámara?

—¿Cámara? ¿Qué cámara? —cuestiona Paula, alarmada y con los ojos como platos, y le señalo la cámara de vigilancia que hay en la pared—. ¡No! ¡Vergüenza al cuadrado! —Vuelve a taparse la cara por un instante—. Se reirán de nosotras y vendrán a echarnos a patadas. ¿Estás segura de que no nos meteremos en un lío gordo?, porque ya nos han descubierto.

—¡Ja, ja, ja! —Le pongo la mano sobre el pecho y noto que el corazón le quiere estallar—. Vas a mil por hora. ¿A que la adrenalina te hace sentir viva? ¡Ja, ja!, tranquila, la policía no vendrá a buscarnos ahora. Tenemos un margen amplio de tiempo hasta que Estefanía revise las grabaciones y descargue su ira de niña pija sobre mí por no respetar sus normas. Lo he vivido antes.

La hermana de mi exnovio [En proceso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora