45 - Halloween VII

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¡Feliz Nochevieja y feliz año, familia!

Pronto hará cuatro años desde que comencé "La hermana de mi novio" en Wattpad. Gracias por apoyarla desde el principio y por seguir surcando los capítulos de esta historia con cariño. Espero que el 2024 les traiga muchas más experiencias emocionantes y les aliente a seguir luchando por sus sueños. Por mi parte, les dejo este capítulo como mi humilde aportación para celebrar la despedida del año esta noche.

¡Un fuerte abrazo!

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Halloween VII

ANA

Paula se ha enmudecido de tal manera que parece haber perdido la capacidad del habla. En cambio, su respiración se ha vuelto más huracanada. Su pecho se contrae y se expande como si estuviera hiperventilando, en especial tras deslizar una mano por su abdomen. Su inquietud me incita a lamerle el cuello lascivamente, gesto que la estremece y le arranca un leve gemido. Continúo contorneando su oreja a la vez que me retiro los guantes para acariciar su delgada mejilla. De forma atrevida, le froto sus finos labios con el dedo gordo.

—¿Esto te gusta? ¿Es mejor que en tus fantasías? —le susurro al oído con erotismo.

—S-Sí... Ah... Me gusta... —La parlanchina Paula se ha fundido como un queso debajo de mí.

Mi caricia desciende por su tórax a ritmo lento para tantear el terreno, aunque me siento con pleno poder sobre ella. Mientras le chupeteo el cuello para deleitarme con su tensión, mis dedos apartan la corbata y desabrochan los primeros botones de su camisa. Luego, se cuelan bajo el tejido y recorren los cálidos encantos de Paula por encima del sostén. Sus pechos apenas destacan debido a su pequeñez, pero sus pezones endurecidos son más notorios, por lo que capturo uno y lo pellizco con suavidad.

—¡Ah! —gimotea Paula, doblegándose de gusto.

Sin embargo, un temblor espasmódico se propaga por su cuerpo como síntoma de su nerviosismo, así que pauso mis movimientos.

—Estás temblando. ¿Es tu primera vez? —le pregunto, empleando un tono amistoso.

—N-No, no. ¡Qué vergüenza! Parezco virgen y no lo soy. —Su voz flaquea. No creo que sea porque miente, sino porque está excitada.

—No pasa nada, me gusta tu reacción. Solo quiero saber si estás cómoda y si quieres que siga.

—Es que no sé si estoy alucinando y si estás aquí de verdad. A lo mejor me hechizó un súcubo.

—¡Ja, ja! Sí, estoy aquí de verdad.

—Lo que pasa es que estar contigo es como estar con una diosa. Me gustas mucho. Me pones nerviosa. Me cuesta creer que esto esté pasando de verdad. —Paula recuperó el habla. Bien, así se relajará un poco más.

—Me halagas. Por eso, tu diosa te va a recompensar, ¡ja, ja! Todo es posible en esta vida, Paula, incluso que los muertos resuciten.

—¿Y qué tengo de especial como mortal? ¿Te gusto?

La silencio poniendo el dedo índice sobre sus labios.

—No preguntes. ¿Lo tomas o lo dejas? —Exhibo una sonrisa coqueta.

—Hazme lo que quieras. Me gusta todo lo que estás haciendo... —Su carita refleja vergüenza de nuevo.

—Sigamos descubriendo tu belleza mortal...

Tras someterla con un mordisco en el cuello, desabrocho más botones de su camisa para descubrirle el abdomen. Cada fragmento que conquisto de su piel me seduce con su tibieza. Su cintura es estrecha y delgada, como toda ella, lo que me hace pensar en lo fácil que es manejarla. Antes de subirle los grados al horno, dibujo los alrededores de su ombligo con la yema de los dedos con la misma delicadeza con que deslizaría un pincel sobre un lienzo. Además, me apodero de su boca como si me perteneciera. Paula no es experta en besos, pero tampoco me entorpece el camino para que mi lengua juegue con la suya y con sus labios.

La hermana de mi exnovio [En proceso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora