Exequiel agachó la cabeza, avergonzado cuando vio a Nico. Sabía que estaba en graves problemas, si esto salía en las redes, en los medios, podría perder todo.
Nico entró a la casa de Luna y se la encontró sentada en el living, llorando. Delante de ella se encontraba un policía tomándole declaración y haciéndole preguntas.
— Si querés vamos a la comisaría y haces la denuncia —llegó a escuchar Nico.
— No, está bien, no quiero problemas —dijo Luna— Solo díganle que no vuelva a mi casa, que la próxima no va a zafar, por favor.
El policía asintió, cuando vio a Nico acercarse a ella.
— ¿Vos quién sos? —le pregunto.
— Me llamo Nico, soy un amigo.
— ¿Podés quedarte con ella está noche? —Nico asintió— Si llega a venir de nuevo, no dudes en llamar, no te dejes estar, sos muy joven para pasar por todo esto.
Luna le agradeció al policía y lo acompañó hasta la puerta, estos se llevaron a Exequiel a su casa, con la amenaza de que iban a estar por la cuadra y no iba a haber próxima vez si lo veían. Él estaba muy arrepentido.
Nico agarró a Luna por los hombros y la abrazó, y ella comenzó a llorar con ganas. Intentaba hablar pero no podía, se ahogaba con su propio llanto, haciendo un sonido desgarrador en el pecho del jugador.
— Vení, vamos a sentarnos —le dijo Nico, guiandola al sillón.
— Nico, ya no puedo, ya no puedo —sollozó ella, él no la soltaba.
— ¿Querés contarme qué pasó?
Luna asintió, intentando calmarse, pero no podía. Tomó de la mano a Nico y lo llevó a la habitación, dónde le mostró cómo había quedado la puerta. Tenía marcas de las patadas de Exequiel, se notaba que la cerradura había sido forzada y que había faltado poco para romperse.
Ella apenas podía sostenerse en pie, estaba destrozada y asustada. Nico la rodeó con los brazos, atrayéndola a su pecho. Luna se quedó ahí, con los ojos cerrados, sintiendo la respiración y los latidos del corazón de él. Se sintió segura y después de varios minutos pudo bajar dos cambios.
Nico le agarró la mano y la llevó nuevamente al sillón, en dónde se sentaron. El jugador se tomó el atrevimiento de preparar un té para ella.
— Sé que no te gusta el té, pero es de tilo y te va a hacer bien —le dijo él, pasándole la taza.
— Ni siquiera sabía que tenía este té —sonrió tristemente Luna.
Tomó sorbitos del tilo, intentando calmarse. Ahora que estaba Nico sabía que Exequiel no iba a aparecer.
— ¿Querés contarme qué pasó?
Luna comenzó a relatarle a Nico todo lo que Changuito le había dicho, que ella se cansó de discutir y fue a encerrarse a la habitación, que este la siguió y empezó a ponerse frenético. Recordar eso le provocó un escalofrío, llevándola al llanto de nuevo.
— Creo que lo mejor va a ser que nos vayamos de acá —le dijo Nico, sacando su celular del bolsillo.
Comenzó a enviarle un mensaje a su director técnico, de que no podría asistir al entrenamiento del día siguiente porque había tenido una urgencia familiar, que le disculpara la hora. Luna vio todo de reojo.
— Mañana nos tomamos el día libre, los dos.
Luna asintió, necesitaba que alguien tomara el control de su vida por ella. Armó un pequeño bolso con ropa y cepillo de dientes.
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𝒰𝓃𝒶 𝒷𝒶𝓁𝒶 | ɴɪᴄᴏ ꜰɪɢᴀʟ | 𝙲𝙰𝙱𝙹 | +18
FanfictionSe conocieron cuando ella era menor, los separaban seis años. Luna prometió esperarlo, pero él nunca volvió. Hasta ahora.