CAPÍTULO 1

1.9K 117 17
                                    

N/A: Holis!!!! Bueno pues está es la historia que más votasteis el otro día, así que por aquí os dejo el primer capítulo, espero que lo disfrutéis y que le deis mucho, mucho amor, como siempre os leo en comentarios. Besos!!!!

SILVIA

Salgo del quiosco con mi nuevo álbum de la Liga F y una caja con cincuenta sobres en mis manos, si, ya sé, es un poco raro ver a una chica de veinticinco años comprando cromos como si fuera una niña pequeña, pero es que no son para mí.

Soy profesora de primaria, concretamente de cuarto de primaria, y resulta que tengo unas alumnas a quienes, al igual que a mí, les apasiona el futbol. Están encontrando referentes en todas las jugadoras de primera división que empiezan a ver por la tele, incluso quieren ser como ellas, pero hay un pequeño problema, sus padres no están muy de acuerdo con sus aficiones. Y el otro día, cuando me contaron durante un recreo que no las dejaban hacer la nueva colección de cromos supe que tenía que hacer algo, tenía que darles a esas niñas el apoyo que no estaban recibiendo en sus casas, el apoyo que yo tampoco recibí siendo una niña. Porque por desgracia la gente seguía teniendo muchos estereotipos, seguía pensando que el futbol era solo cosa de niños, estoy harta de escuchar frases como: "tú no puedes jugar porque te vas a hacer daño" "mejor vete a saltar a la comba" "la gente va a pensar que eres una marimacho" "así no encontrarás novio" ...

Por eso ahora mismo estoy de camino a casa con una colección de cromos de futbol femenino para hacer con mis niñas como yo las llamo. El otro día, cuando me contaron que sus padres no se la iban a comprar les propuse comprar un álbum para la clase e intentar completarle, yo me encargaría de comprar las cosas, y ellas deberán portarse bien, traer las tareas y demás para, como recompensa, ir abriendo sobres. Se lo comentamos al resto de sus compañeros, por si ellos también querían participar, pero las demás niñas tienen cero interés en el futbol y los niños dicen que las chicas no saben jugar. Así que solo somos Lucía, Lola, Martina y, por su puesto, yo.

A la mañana siguiente llego al colegio con el álbum y los cromos bien guardados en mi mochila deseando ver la reacción de mis niñas cuando se lo enseñe. No haga más que entrar en mi aula para empezar a preparar las clases de hoy cuando escucho que tocan la puerta, me giro y veo a Enric, nuestro directos.

- Buenos días, Silvia, ¿tienes un minuto? – me pregunta mientras se medio sienta encima de uno de los pupitres.

- Claro, cuéntame, ¿qué pasa?

- Verás, desde asuntos sociales se han puesto en contacto conmigo porque están investigando la situación familiar de una de nuestras alumnas, concretamente de Lola Martínez de tu tutoría.

- ¿En serio? No tenía ni idea de que la cosa estuviera tan mal- digo realmente sorprendida.

- Nos han pedido que desde el centro les facilitemos cualquier información que tengamos, por eso he venido a hablar contigo.

- A ver, yo lo único que puedo decir es que normalmente no suele traer almuerzo, de hecho alguna vez se ha quejada de que le dolía la tripa y ha resultado ser de hambre, ya que ni había cenado la noche anterior ni había desayunado esa mañana. Aunque creo que esto ya te lo dije en su día- él asiente mientras me sigue escuchando- Alguna que otra vez la han traído a clase sin asear o con la ropa sucia, incluso rota, pero no hay nada más que te pueda decir de momento, solo llevamos un par de meses de clase.

- Lo sé, y me hago cargo, pero con lo que me has dicho es suficiente. Quedaron en que esta semana se volverían a llamar, cuando lo hagan les diré todo lo que me acabas de contar.

- Si quieres puedes pasarles mi contacto para lo que necesiten, todo por ayudar a Lola.

Terminamos nuestra conversación cuando suena el timbre que indica el inicio de la jornada escolar y los niños empiezan a llenar los pasillos con sus voces y risas.

HACIA LA VICTORIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora