47 - Halloween IX

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¡Hola, familia!

Preparen sus palomitas para esta noche porque hoy termina la fiesta de Halloween, dejando a su paso secuelas y heridas abiertas. ¡Disfruten!

¡Un besote!

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Halloween IX

ANA

Los dedos de Marta se posan en mi cintura con delicadeza cuando invado su boca con la lengua. Aunque ella me recibe pasiva, como si mi atrevimiento la hubiera tomado por sorpresa y la hubiera petrificado, corresponde mi beso poco después. Su ferviente forma de restregar los labios con los míos me hace pensar que esto le gusta y que quiere demostrar que no es una principiante en cuanto al placer se refiere. Desde luego, sabe tratar a mi lengua amablemente con la suya, y el jugueteo deriva en que el beso se prolongue y se torne apasionado hasta que nos damos un respiro. Al apartar mi cara de la suya unos escasos centímetros, contemplo la expresión de fogosidad que camufla tras su sonrisita sarcástica.

—¡Vaya! No pierdes el tiempo. Así que esto es lo que se siente al besarse con otra chica.

—Yo diría que es lo que se siente al besar a una homofóbica, pero he saboreado de todo en tu boca menos homofobia, y afirmaría que hasta lo estabas disfrutando. —Me relamo de modo sugerente.

—¡Ja, ja! Oye, no soy lesbiana ni nada por el estilo. Un besito de niñas no me define. Simplemente estoy viviendo otra experiencia puntual, como si catara un vino sin ser alcohólica.

—No hace falta ponerse etiquetas para disfrutar de lo que nos gusta, y a ti te está gustando esto... —Deslizo una mano por su mejilla, acariciando sus labios sensualmente con el dedo gordo en el acto—. Si quieres... —Con el dedo índice de la otra mano, desciendo por su generoso escote, que se contrae y se expande con fuerza como signo de su excitación, recorro su vientre y me pierdo por su muslo, que froto cálidamente antes de alzar su pierna—, podemos ir más lejos con la cata.

—Eres tremenda, Ana, ¡ja, ja! —Marta suspira y empina el pecho como si quisiera rozarse más conmigo—. Tengo novio, ¿recuerdas? Nunca le he sido infiel.

—Pero estás aquí... —Despacio, arrastro la mano con la que elevo su pierna por debajo de su revelado vestido de condesa hasta apoderarme de su firme nalga, gesto que le provoca un sobresalto—. Ya nos hemos besado... —Acorto la distancia entre nuestros labios de nuevo, al punto de insinuar otro beso—. Y tu respuesta no implica un "no" rotundo, sino que reprimes lo que de verdad quieres. —En ese instante, desvío los dedos hacia su entrepierna, donde la froto generosamente por encima de sus bragas mojadas.

—Ah... —Marta tiembla en pleno gemido que no logra contener y se aferra más a mí.

—Ahora sí has sido sincera. —Enseguida ataco su cuello con ansias, pero sin desatar toda mi fiereza. Chupetearle la piel con suavidad basta para doblegarla de placer.

—Ah, ¡ah! No me dejes marcas —me ruega Marta con un tonito imperativo.

—Las dejaré... —le susurro al oído con erotismo mientras estimulo su vulva y la presiono contra la puerta con todo mi cuerpo— grabadas en tu mente de lo mucho que vas a disfrutar. —Trazo el contorno de su oreja a ritmo lento con la punta de la lengua.

—Joder, Ana... —pronuncia Marta entre gimoteos, y me agarra una nalga con fuerza, no solo para tocarme lujuriosamente, sino para empujarme contra ella hasta donde nuestros cuerpos nos permitan fundirnos—. No sueñes con que me estás prendiendo como mujer. Esto es solo una reacción natural... —La silencio mediante un beso húmedo y profundo que se vuelve candente al friccionar su clítoris y deleitarme con sus gemidos ahogados en mi boca.

La hermana de mi exnovio [En proceso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora