09.𝐉𝐚𝐮𝐥𝐚 𝐝𝐞 𝐦𝐚𝐫𝐢𝐩𝐨𝐬𝐚𝐬

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—¿Entonces quieres venir a mi casa? —Pregunta Timothy.

Está caminando junto a mí por los pasillos. Son las 2:30, la hora de salida.

—¿Para qué? —Respondo.

—Eso hacen los amigos, ir a la casa del otro y hablar.

Es extraño, ¿Por qué irías a la casa de otra persona solo para hablar?, aunque no me resulta raro de Timothy porque él habla hasta por los codos.

—No puedo, tengo algo que hacer. —Digo. Hoy será mi primer día practicando
Jiu-jitsu.

Al llegar al área del estacionamiento, me despido de Timothy con un simple adiós sin mirarlo y voy directo al auto. Hoy ya no es mi primer día, así que Christian contrató a un chófer para que me lleve a los lugares.

—Antonella, Te voy a llevar a tu casa a que te cambies y te espero en el auto, ¿Te parece? —Dice mi chofer.

¿Que clase de ofensa es esta?, ¿Quien se cree para hablarme como si fuera su amiga?, estoy molesta, pero en mi tiempo fuera de casa he aprendido que es mejor ignorar a la gente. Así que simplemente no digo nada y me quedo mirando por la ventana mientras él avanza.

Intento guardarme la ira, pero no puedo, simplemente no puedo pasar por alto esta falta de respeto. Así que en su lugar, trato de que mi comentario no suene agresivo.

—¿Quien te crees para hablarme así? —Le digo. Él solo calla por unos segundos antes de responder.

—Hm, perdona. ¿Quien te crees tú?
—Responde.

Yo solo puedo abrir mi boca sorprendida, mostrando mi ofensa.

—Soy tu jefa.

—¿Jefa?, eres la sobrina de mi jefe. No tengo porqué tratarte como a una reina.

No digo nada, solo me quedo callada hasta que llegamos a mi casa. Salgo del auto azotando la puerta y usó las llaves que me dio Christian para entrar.

Cuando subo a mi habitación solo me  baño y me pongo mi kimono y el cinturón blanco. También intento hacerme un peinado bonito, pero no me resulta así que me voy sin peinar y nuevamente subo al auto. Estoy acostumbrada a hacer las cosas con prisa.

El camino, otra vez, es silencioso. Estoy agradecida por eso, no me gusta la gente que habla mucho, a pesar de que mi único amigo sea un parlanchín.

Cuando llegamos me voy sin despedirme y entro directamente hacia el salón donde ya hay varias personas, inmediatamente dejo mis cosas en una esquina y empiezo a hacer el típico calentamiento. Splits, práctico mi fexibilidad, y todas esas cosas hasta que llega mi profesor.

Se para justo al frente de mí con una mirada de confusión.

—¿Desde cuando estamos en la clase de ballet? —Dice.

Yo no sé que responder al respecto, pensé que esa era la forma correcta de calentar.

—¿Como te llamas?

—Antonella.

—Pues bien, Antonella. Así no es como se calienta. Pero está bien, estás aquí para aprender. —Dice con una sonrisa.

—Soy Bruce, tu maestro.

[...]

No pensé que el Jiu-jitsu cansara tanto, se veía tan fácil en la tele. Pero sé que seré la mejor, estoy dispuesta a hacerlo todo para ser la mejor, como me enseñaron mis padres.

Ahora mismo estoy llamando a Christian porque tengo mucha hambre y no sé que pretendía que hiciera con el dinero que me dio.

—Christian ¿Por qué no me hiciste comida?, literalmente me estoy muriendo del hambre. —Digo.

Charming Boy • Brady NoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora