48 - Secuelas

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¡Hola, bellezas!

¿Cómo están? Espero que genial y listas para ver cómo van aflorando algunas de las secuelas que dejó la fiesta de Halloween.

¡Un abrazote!

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Secuelas

LAURA

*Contenido exclusivo de la versión editada*

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ANA

No sé ni cómo llegué a mi casa después de la fiesta. Hacía tiempo que una resaca no me golpeaba tan fuerte como para postrarme en la cama más de medio día, aunque apenas conciliaba el sueño, pues la cabeza me quería estallar. Tampoco me libré de arrojar hasta los ovarios por la boca arrodillada frente al váter en repetidas ocasiones. "¿Y así entrarás en la adultez en poco más de una semana?", me reprendió mi padre sin excesiva severidad, ya que me mimó tanto como mi madre hasta que recuperé la compostura.

Cuando mi cielo se despejó, los recuerdos de la alocada noche de Halloween se recrearon en mi mente como una secuencia de fragmentos de una película. A pesar de las lagunas, recordé los detalles más importantes, como las travesuras que viví con Paula y Marta, el tonteo con las loquillas, la gran revelación de Claudia y hasta lo esencial de mi discusión con Laura. De ahí en adelante, todo es confuso.

Antes de acostarme, me atreví a revisar las múltiples notificaciones que se habían acumulado en mi teléfono. Para mi sorpresa, un montón de personas desconocidas me habían etiquetado en publicaciones de la fiesta donde aparecía posando y bailando con ellas, incluso besándome con algunas de modo morboso. Había comentarios de toda clase, desde los que me catalogaban como la zorra de la noche hasta los que me veneraban como a la diosa del baile de la noche. En apenas veinticuatro horas había ganado casi doscientos seguidores. Mi cuenta estaba llena de mensajes privados que ignoré cuando vi que no solo me halagaban, sino que también me pedían encuentros sexuales sin compromiso o citas para conocerme mejor. El fénix había arrasado en la fiesta.

Luego, abrí los mensajes de Paula. Hacia las cuatro de la mañana, me había escrito que se había quedado en la casa de Aura, a quien había logrado calmar. Ella, por el contrario, sufría de insomnio porque no podía dejar de pensar en lo que habíamos hecho, y se preguntaba si a mí también me pasaba lo mismo. Unas horas más tarde, me envió los buenos días, añadiendo que me deseaba un día maravilloso como el que ella tenía desde que había cumplido su fantasía de servir a su ama. Más tarde, me pidió que ignorara la parte tonta del mensaje anterior porque lo había escrito sin pensar, ya que no pensaba con lucidez desde que la miré por primera vez la noche anterior. Por último, hacia la hora de la cena, me pidió perdón por ser tan pesada, y agregó que esperaba que yo estuviera bien y que me compensaría con una sorpresa. Le respondí con un simple «¡Qué mona!» y un emoticono de un corazón, y me fui a dormir.

Las vacaciones exprés se acabaron, por lo que estoy de vuelta en el instituto, sufriendo por el madrugón y sintiendo que no me he recuperado de la resaca del todo. Debería descansar el próximo fin de semana, ponerme al día y reunir fuerzas para celebrar mi cumpleaños con una buena fiesta.

—Eres tremenda hija de puta. Espero que estés contenta con lo que habéis conseguido —espeta Eric al pasarme por el lado como un torbellino en la entrada del instituto. Ni siquiera alcanzo a contestarle porque desaparece en un parpadeo.

—Menudo recibimiento. Debí quedarme en casa hoy... —murmuro para mí y escucho los cuchicheos de los grupitos de pitufos que hay a mi paso, ya que, por lo visto, alguien me ha superado en popularidad.

La hermana de mi exnovio [En proceso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora