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Universo Alterno.

Las puertas del palacio se abrieron, dejando entrar a la reina María, Gran Colombia, junto con sus hijos adultos. Tres príncipes, y una hermosa princesa.

- Me puedes recordar que hacemos aquí. -pidió en susurros el futuro rey de Ecuador.- Si la que se va a casar es ella. -miró a su linda hermana colombiana, el cual se carga un vestido rosado, y su tiara resalta más su belleza.

- Son sus hermanos y príncipes, deben estar con ella. -respondió con delicadeza y elegancia. Mientras la familia camina, son acompañados por un par de guardias.

Los príncipes y la princesa caminan detrás de la reina, con pasos firmes y elegantes.

- Que triste casarse con alguien que no conoces. -susurró el panameño hacía Venezuela, este asintió.

- La princesa Daniela es la mayor de nosotros, ¿Qué se puede hacer? -también susurró el príncipe Angel.- Además es la única mujer entre nosotros.

- En estos momentos odio ser mujer. -susurró la princesa.- Príncipe Sebastian, cásate en mi lugar.

El traje de Panamá es de un lindo y elegante color negro, mientras que el de Venezuela es de color blanco. El de Ecuador es de color rojo.

- Si fuera el mayor lo haría. -sintió lástima por su hermana.- ¿Quién te manda a nacer de primera?

Los hermanos se mantuvieron en silencio a petición de la reina María.

Una sirvienta abrió la puerta, avisó que ya pueden pasar.

- Su majestad. -habló la reina Gran Colombia. La familia latina hizo una elegante reverencia.- Nosotros ya habíamos hablado antes para comprometer en matrimonio al principio Gaddiel con mi dulce hija, la princesa Daniela.

El emperador de aquel reino asintió recordando su conversación.

- Será un honor para el Imperio Otomano aceptar ese matrimonio. -sonrió.

El emperador está sentado en su tronó, y a ambos lados de él están sus hijos, príncipes y princesas. Algunos de sus hijos aún son niños pequeños, otros ya están casados y gobernando sus reinos correspondientes, y unos pares son adultos solteros.

- Su majestad, me permite saber quién será mi futuro yerno. -el emperador aceptó.

Un joven de cabello negro se levantó, hizo una reverencia y mantuvo si postura.

- Mucho gusto en conocerla reina María. -miró a la joven chica.- Y a usted, princesa Daniela.

- Hijo, dale un recogido a ella y a sus hermanos. -pidió el padre de Gaddiel.- Los demás pueden volver a sus actividades, yo hablaré con la reina en la sala principal de reuniones.

- Sí, su majestad. -el sirio aceptó sin protesta. Caminó hasta ellos, analizó de pies a cabeza a cada uno.- Acompañan me, por favor.

Después de haber salido de aquel lugar, el paseo es sumamente aburrido para los príncipes, total, Gaddiel solo le daba todo su atención a su prometida.

No culpen a Siria, él solo quiere conocer que clase de mujer se irá a casar, y de que manera tratarla para llevar un matrimonio funcional y evitar cualquiera posible guerra.

- Ya, ¿Y qué hacen ustedes aquí, príncipe Gaddiel? -preguntó con descortesía el venezolano; solo recibió una mala mirada del árabe.- Okey, no es necesario responder.

Mientras Siria le relataba un poco de su historia a la colombiana, los otros tres se hacían señales con las manos.

- Vaya, su cultura es realmente interesante. -sonrió la chica.- ¿Qué opinan, hermanos? -giró su cabeza, pero solo encontró un vacío.

𝙈𝙞𝙣𝙞-𝘾𝙖𝙥𝙞́𝙩𝙪𝙡𝙤𝙨 ★Venezuela y Siria ★Donde viven las historias. Descúbrelo ahora