Capitulo 2

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Avery

—¡Eso es una jodida locura, Avery!—Dice Camille—¿Cómo fuiste capaz de aceptar ese trato?

—Necesito el dinero—Le digo encogiendome de hombros.

Luego de salir de la oficina del señor Joe Smith, me vine a la residencia. No tenía  mucho qué analizar, todo estaba muy claro para mí; necesitaba el dinero y, ese señor, me estaba ofreciendo una manera muy facil de conseguirlo. Mi salud física no se vería en peligro y mucho menos la salud mental. ¿Qué puede salir mal? Solo tengo que fingir por un tiempo determinado.

Al llegar a la residencia, lo primero que hice fue contarle a mi amiga todo lo que había sucedido; cómo pensé en rendirme y llamar a mi madre, el artículo de periódico y la conversación por teléfono y personal que tuve con el señor Joe.

La verdad, no creo que sea una locura como dice Camille. Es un poco arriesgado, sí, pero no creo estar en peligro.

—Hay otras maneras de encontrarlo, Ave—Me dice—Ni siquiera sabes quién es el hijo. ¿Y si es un ex convicto? ¿Un drogadicto? ¿Un asesino?

Me río y niego.

—Camille, deja de decir conterias. El hijo es el gerente de la empresa.—Digo.

—¡Da igual, no lo conoces!—Dice.

Ruedo los ojos.

—A ver—Digo—Hagamos un trato. Si en algún punto del contrato me siento amenazada, en peligro o siento que algo va mal, desisto del plan ¿Vale?

Ella achica sus ojos.

—¿Estás segura?—Pregunta.

Yo asiento.

—¡Está bien!—Dice—Pero es una promesa.

Asiento mientras hacemos la promesa del meñique.

Sé que mi amiga sólo se preocupa por mí, pero siento que ella no me entiende. No está en la misma situación en la que estoy yo, por ende, no entiende mi necesidad de conseguir dinero.

Luego de cenar, Camille se concentra en su tarea pendiente. Yo, por otra parte, camino a mi escritorio y saco mis pinturas y pinceles, el ver a aquel chico—Shane—en la pizzería con su cámara fotográfica me recordó el porqué amo el dibujar.

Desde pequeña he sido muy fanática de las artes en general, pero los dibujos siempre han sido mi mayor debilidad. Al principio lo tomaba como un pasatiempo, estaba enfocada en cumplir el sueño de mi padre de ser medico cirujano. Poco a poco fui entendiendo que mi amor hacia el dibujo no era un simple entretenimiento, era algo que quería hacer de por vida, quería ser profesional, quería ser la mejor en lo que me gustaba, por ello, cuando ví la oportunidad de realizarme en mi campo, no la desaproveché y tomé la ayuda que me estaba dando mi padre y la moldee a mis gustos.

Suspiro pensando en lo último que paso con mis padres y en ese dolor y resentimiento hacia él, encuentro mi inspiración para empezar un nuevo dibujo. Mi mano se mueve encima del lienzo plasmando así lo que mi mente imagina. Con colores, represento mis emociones mientras que con líneas rectas dibujo el camino que sé que tengo que tomar para que todo esto salga bien. Tardo alrededor de tres horas dibujando y para cuando termino, una sonrisa se dibuja en mi cara. Estoy satisfecha con el resultado, por ello, dejo que se seque y hago una nota mental para enmarcarlo.

Suspiro y camino hacia el baño donde me lavo las manos y lavo los pinceles. Me miro en el espejo y sonrío al verme toda llena de pintura. En ese momento, una idea extraña se me viene a la mente.  Dejándome la cara así, corro hacia la habitación y saco mi teléfono, abro la cámara frontal y me saco una foto. Veo el resultado de ella y nuevamente sonrío.

Contratada para enamorar Where stories live. Discover now