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Una pareja y unos niños pasaban por su lado y la saludaron amablemente. Pero pudo notar la curiosidad que sentían ellos por el hombre que tenía a su lado. Pues portaba un lujoso y caro traje.
No podían hablar afuera. Los chismes volarían por todo el edificio en solo minutos. Se acercó a la puerta y le quitó el seguro, la abrió y se dirigió al rubio.

—Es mejor que entre...

El mayor asintió y entró tras Rachel. El lugar no era muy grande pero era suficiente como para ella. Observó con detenimiento y siendo muy curioso. Miró las fotografías que estaban colgadas en la pared. Allí había un hombre con barba y una niña con cabellos claros, que suponía era Rachel.

—Yo...-

—Quiero un vaso de agua, gracias. —interrumpió el mayor.

Sin contestar fue a la cocina y le llevó un vaso de agua.

—Aqui tiene... —le extendió la bebida.

—Gracias. —Rachel esperó que bebiera todo y cuando terminó habló.

—Verá —comenzó a explicar—Yo-

—¿Vives sola? —le interrumpió otra vez.

La castaña estaba empezando a enfadarse.

—Vivo con mi padre, pero ese no es el asunto —alzó un poco más la voz— . No puedo trabajar en su casa. Lo que sucedió anteriormente me impide hacerlo, además, no creo que sea correcto.

—¿Entonces por qué no renunciaste apenas supiste que yo era el padre de Maggie? —contraatacó burlón— ¿Acaso ahora es incorrecto? ¿Antes no lo era?

Ella estaba boquiabierta. No sabía que responder.

—Yo...

—Rachel... No lo hagas por mi, solo hazlo por Maggie. Olvídate de mi y olvidemos lo que pasó esa noche, como si nunca hubiera pasado.

Permaneció callada sin saber que decir. No estaba del todo segura.

—Si aceptas... Margareth te estará esperando con ansias mañana.

Dejó el vaso vacío en una mesa que estaba a un costado y abrió la puerta para irse. El hombre esperaba que cambie de opinión pero Rachel estaba dudando.

...

Evan estaba con el celular en mano, esperando la llamada de su empleada cuando su secretario ingresó por la puerta.

—¿Ahora qué? —habló irritado.

—Tranquilo viejo, no soy tu esposa —el rubio rió levemente ante el chiste—. Marcus Taylor ocasionó nuevos incidentes en el club. —informó.

—Maldito viejo —suspiró cansado—. Diles que no será mas socio de nuestros clubes y si es necesario regresenle todo su asqueroso dinero. —el muchacho asintió y se fue.

De pronto el celular comenzó a vibrar y rápidamente lo agarró y atendió.

—Señor —dijo la mujer de mediana edad—. He recibido unos paquetes para usted ¿Los llevo a su oficina?

Pensó que le diría otra cosa.

—Eeh, sí. ¿Por las dudas no ha llegado alguien?

—No, señor. Solo vino quien trajo sus paquetes.

—Esta bien. Llamaré luego.

Cortó la llamada y siguió con su trabajo.
Él estaba seguro que ella volvería. Es más, le convenía por el buen dinero que le pagaría.

En aquella lujosa y grande casa estaba la mujer con la aspiradora pasando por todos los rincones hasta que el timbre de la entrada la detuvo. Se acercó a la entrada y abrió la puerta donde vió a la castaña con su bolso en mano. Al instante le sonrió y la hizo pasar.

—¿Cómo estás, querida? —dijo la mayor sacándose su delantal.

—Estoy bien, gracias por preguntar. —sonrió mientras dejaba sus pertenencias en el sillón que estaba cerca suyo.

—Maggie está-

—¡Rachel! —un grito agudo se escuchó, la chica se giró y vió como la niña se acercaba corriendo para después lanzarse sobre ella y abrazarla— Te extrañé mucho ¿Donde estabas?

—Yo también te extrañé, Maggie —le dió pequeños besos que hacían reir a la menor—. Estaba enferma... pero ahora estoy bien y vendré todos los días a jugar contigo.

—¡Sí! —festejó alegre.

El día continuó con normalidad. Maggie le enseñaba las muñecas nuevas que le había comprado su abuela el día anterior, le mostraba los vestidos, los accesorios y los zapatos. Rachel prestaba atención a cada palabra que decía la niña.
Luego de un rato bajó a la cocina por un trago de agua cuando vió a la empleada lavar unos utensilios.

—A Maggie le agradas muchísimo —dijo llamando su atención—. Cuando no viniste esos días, realmente estaba muy triste y desanimada. Preguntaba por ti todo el tiempo...

—Lamento eso... No creí que le llegara a afectar.

—Necesita una figura femenina mayor en su vida —la joven frunció el ceño—. Necesita una mujer a quien admirar y sorprender.

—¿Acaso...?

—Su madre jamás estaba con ella, no jugaba con ella, no iba a sus actos en la escuela. Y ahora se fue por dos meses dejando a su hija —tenia los ojos llorosos—. Es una terrible madre —se acercó a ella y le tomó de las manos con las lagrimas en sus mejillas—. Por favor, tratala con mucho amor, lo necesita...

—Lo haré, señora. —sonrió dejando tranquila a la mayor.

Mientras tanto Evan se encontraba en su auto para regresar a casa. Se detuvo al ver que varios autos estaban parados, no pudo ver porqué. Golpeó el volante pues quería llegar rápido a su hogar. De pronto su celular comenzó a vibrar, lo tomó y en la pantalla decía "Christin", cerró los ojos con fuerza para prepararse y contestó.

—¡Por fin llamas! —dijo enojado.

—Evan, no empieces.

—¿Lo dices enserio? No te despediste de Maggie, ni siquiera la has llamado.

—Eres un exagerado. No tuve tiempo de llamarla, estaba muy ocupada. —se excusó.

—¿Qué clase de madre eres? —dijo mientras avanzaba con el auto lentamente.

—¡Basta de discutir! Solo quería saber como te encuentras...

—¿Y qué es lo que quieres? —la paciencia se le estaba acabando.

No respondió, la respiración pesada se escuchaba a través del celular. Evan soltó una risa.

—Lo que quieres es dinero ¿No? —tampoco respondió— Solo llamaste para pedirme dinero.

—Sí, pero-

—¡No, Chris! No te daré mi maldito dinero para que lo derroches en tus fiestas. Empieza a comportarte como una verdadera mujer.

Cortó sin esperar una respuesta. Tiró el teléfono aun lado y siguió avanzando con el vehículo.

Perdón ajaja me tardé

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Perdón ajaja me tardé.
Espero les guste y votenn! Que me ayuda mucho.
Graciasss!

agreement | evan peters Donde viven las historias. Descúbrelo ahora