II

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Jimin empieza a ver algo, todo parece como una película antigua. Alguien está escribiendo con lápiz en un cuaderno, es una fecha que está en el pizarrón: 29 de Junio de 1969. Voltea a los lados y ve que es un salón, porque hay alumnos. Parece que es una universidad, por la posible edad de los chicos a su alrededor.

Jimin empieza a relatar como si estuviera ahí. Tan real.

🌓

El chico rubio sonrío bobamente, al ver la pequeña nota que su maestro había puesto, entre las hojas del cuaderno que revisó.

《 Nos vemos en el gimnasio 》

El timbre del descanso sonó por el pasillo de la universidad, haciendo que los alumnos y el maestro, salieran del salón para un merecido receso.

—Vamos a comer algo antes de la siguiente clase, ¿vienes? —le preguntó una compañera.

—No Eun, debo ir al baño y creo que voy a tardar.

—¡Oh!, jaja, está bien, nos vemos en un rato.

El chico afirmó con la cabeza y salió del salón con una enorme sonrisa.

Caminó pasando por los baños, la cafetería y se fue perdiendo por los salones abandonados del lugar. Su corazón latía emocionado por ver a solas al amor de su vida. La temperatura del día soleado le iba dejando una agradable sensación y sus mejillas se ruborizaron al pensar en quien lo esperaba.

Al cabo de varios minutos escabulléndose por los edificios, llegó a su destino. Al parecer nadie lo había visto, así que entró rápido al cuarto donde guardaban cosas inútiles, dentro del gimnasio.

Sonrió al ver al hombre frente a él. Su piel blanca sobresalía por el color negro de su cabello un poco largo. Sus hermosos ojos, iluminaban el lugar como dos luceros en medio de la noche. Su nariz estaba arrugada por la enorme sonrisa que hacía asomar sus dientes, haciéndolo parecer un tierno conejito. Abrió sus brazos y el rubio avanzó hacia él para corresponder el gesto. Lo abrazó y aspiró su aroma. Deseaba que se detuviera el tiempo para quedarse recargado en su pecho por siempre.

—Te extrañé cariño.

—Y yo a ti —dijo aferrándose aún más a su cuerpo.

—Déjame disfrutarte por un momento —le susurró al oído— en un rato tienen entrenamiento y tenemos poco tiempo para que el maestro Min llegue.

Tomó su cintura deshaciendo el abrazo, acarició su mejilla, le sonrió y levantó su barbilla para besarlo. Sus labios se unieron lentamente por varios segundos. Ese oscuro rincón estaba siendo testigo del amor que ambos estaban entregando en un simple beso. La alegría por estar juntos de nuevo era evidente. Sus corazones se sincronizaron en un latido que golpeaba ambos pechos con emoción. 

El lugar estaba un poco oscuro y el beso junto al calor de sus cuerpos, hizo que la temperatura aumentara. El pelinegro hizo una pausa y unió su frente al rubio con un suspiro en el aire.

—Te amo Jiminssi —susurró.

—Yo te amo más Kookie —expresó con todo el amor que su corazón sentía.

Sonrieron y volvieron a unir sus labios, embelesados por el tacto. El cuerpo del rubio reaccionó y su erección chocó con la del otro.

Un suspiro simultáneo salió de sus bocas al romper el beso.

—Debemos parar cariño.

—No quiero —dijo el rubio haciendo un puchero y empujando al otro suavemente a una silla vieja detrás de él.

Se subió a horcajadas y lo besó mientras movía su cadera, hacía adelante y hacia atrás.

—Cariño, debemos irnos —susurró el pelinegro entre besos.

—No podré concentrarme en las demás clases, si no recibo una asesoría rápida, maestro.

—¡Ah!, ¿la necesita?, bueno, pues si no pone atención, lo castigaré jovencito.

—No pienso poner atención, para recibir ese castigo, profesor.

Jungkook sonrió y lo besó se nuevo. La ansiedad de ambos por entregarse, ya estaba presente y sus latidos aumentaron ante la anticipación de lo que vendría.

—Debemos hacerlo rápido cariño.

—Lo sé —susurró Jimin en su oído.

La cuenta pendiente con mi alma gemela [Kookmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora