𖹭 . 𝗍𝗋𝖾𝗌

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Luego de lo que pareció una eternidad, sus padres le devolvieron su celular, pero sólo porque debía volver a la escuela. Lo que eran muy malas noticias, pues Eric no dejaría pasar esa golpiza y, consciente de que ya no podría defenderse, lo haría pagar.

—Buenos días, pa— Tomando asiento vió que su padre le tenía preparadas algunas golosinas, bizcochos y más cosas dulces para acompañar su desayuno. Siempre las tenía luego de ser reprendido.

—Hola, amigo ¿como dormiste?— Saludó alegre, mientras leía el periódico— ¿Listo para volver?

—No lo creo, Eric va a molestarme ahora que estoy atado de manos— Se quejó haciendo un mohín, al cual su progenitor reaccionó con una sonrisa, acariciando la parte trasera de su cabeza, para tranquilizarlo.

—Todo estará bien, hijo. Gracias por obedecer, sé que es difícil y que ellos no ayudan, pero me alegra saber que te esfuerzas.— Amaba a su padre, amaba cada uno de sus tratos, ¿Cómo era siquiera posible que su mamá encontró a este mágico hombre entre toda la basura de Corea? Siempre amó lo mucho que sus padres se complementaban, aunque todavía no les contaba sobre su orentación sexual, siempre aspiró con encontrar a alguien tan perfecto como lo era su padre. Quizás su madre era demasiado explosiva para el mundo, como el mismo Sunoo, pero papá siempre fue el tranquilizante para ambos.

—Si, pa... Muchas gracias por no estar tan enojado conmigo.—Le sonrió y se inclinó más hacia su toque.

—¿Enojado? no es justamente como me siento— rió— En realidad, toda tu personalidad me recuerda tanto a la de tu madre... —Jura haber visto más brillantes los ojos de su padre, siempre eran de esa forma cuando hablaba de su amada— Ella era tan indomable pero delicada. Juro que la amé desde el primer momento. Pero ella sólo me defendía de mis compañeros porque decía que era tan lindo que temía que me rompieran— Dio un sorbo a su café para continuar— Te digo, fue siempre el amor de mi vida, pero era difícil acercarse cuando ella tenía toda... esa armadura brillante. Juro que en ese momento no me importó ser un insecto por ella. La seguí hasta que descubrí que, de la única persona que no podía defenderse era la pareja de tu abuelo. Ella se veía tan asustada, que decidí cuidarla incluso si no podría hacerlo en muchas ocasiones.— Para cuando terminó, él limpiaba la mesa mientras su padre terminaba el café de su taza.— Tu me recuerdas cuanto amo a tu madre. Es divertido ver cómo eres tan pequeño como yo a tu edad, pero tan fuerte como mamá.

Él soltó una risita, porque también le gustaba notar esa graciosa mezcla de ambos en sí mismo. Amaba el equipo que formaban sus padres. Pero a veces la señora Kim lo hacía enojar tanto que sólo quería gritar y gritar.

—Sé paciente con mamá, ¿si? y si esos compañeros te molestan, habla con los profesores, por favor, no explotes, sé paciente, por mí. Prometo que aumentaré tu mesada paulatinamente si lo haces.— Lo tomó de los hombros y besó su frente, para luego acomodar la corbata de su uniforme. —Creo que llegaremos tarde si no salimos ahora. Lleva esas golosinas para compartirlas con Sunghoon. Si mamá se entera se dará cuenta de que sigo sin ser tan bueno con los castigos.—Dijo riendo, mientras tomaba su portafolios y la mochila de Sun, abriéndola para que su hijo metiera la comida en ella— Vamos.

El camino a la escuela fue tranquilo. Hablaron sobre temas triviales, mientras oían la radio que comunicaba el clima para el resto de la semana, emocionándolo pues llovería hasta el sábado. Eso significaba que el viernes no tendría deporte. Al salir del auto abrazó a papá y corrió, pues faltaban cinco minutos para el inicio de clases.

Sorprendentemente, Eric sólo lo miró mal antes de que la clase de cálculo diera comienzo, pero no pasó más. Habló y se puso al día con Hoon, contándose tonterías y poniéndose al día con los apuntes de las clases en las que no estuvo. Hasta que parte de la pesadilla comenzó.

──    𝗌𝗎𝗇!!!   ୨୧   𝘀𝘂𝗻𝗸𝗶Where stories live. Discover now