XII

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El callejón que estaba detrás del Black Stars Bar, estaba vacío pero bien iluminado. No pasaban personas por ahí, así que solo estaba un hombre vestido de vagabundo con un radio oculto para avisar la llegada del cargamento.

El movimiento sería rápido, en cuanto mencionara la palabra clave, el personal del mafioso saldría de sus escondites. Todo estaba bien organizado, varios estaban vestidos de meseros y otros como simples clientes fingiendo diversión dentro del bar. A la entrada del callejón llegaría una pareja que se pelearía para luego besarse hasta casi follar a la vista de todos, justo al cargar las camionetas. Sonaba tonto, pero, ¿quién podría resistirse a ver una escena así? Era un éxito cuando debían llamar la atención de algunos curiosos.

Por su parte, Jungkook se encontraba dentro del bar en un lugar apartado que era exclusivo para él. Su guardaespaldas y mano derecha Woo Jun, estaba a pocos pasos siempre pendiente.

Su vaso con whisky en las rocas estaba lleno, la camisa y pantalón negro ceñidos al cuerpo daban una fabulosa vista de sus espectaculares músculos. Su cabello negro un poco largo lo hacía verse como un modelo de revista. Los tatuajes que llevaba en su brazo y llegaban a su mano derecha parecían tener vida propia, se movían junto a las venas que resaltaban sobre la piel cuando tomaba su vaso para beber. Todos sus movimientos lo hacían verse malditamente sexy, él lo sabía y disfrutaba de las miradas lujuriosas que atrapaba.

Sentado y recargado en un sillón con sus piernas musculosas abiertas, hacía que quien pasara por ahí mordiera sus labios para evitar treparse en ellas. Las miradas llenas de deseo nunca faltaban y él disfrutaba llevarse a la cama a cualquier chica que eligiera, pero hoy no sería el día, solo se relajaría bebiendo.

La gente bailando, tomando y besándose lo estaban entreteniendo bastante.

Aún pensaba en Sun Joon, estaba decepcionado por su traición, le tenía cariño, pero él era Jeon Jungkook, el mafioso cruel que la gente conocía, así que esa parte emocional que poseía no podía ser revelada. Solo sus dos amigos, Namjoon y Hoseok la conocían.


🌓


—¿Listo? —preguntó Tae afuera del bar.

Jimin Inhaló profundamente y exhaló tratando de tranquilizarse.

—Listo Tae.

—Recuerda todo lo que te dije, no estés nervioso, todo saldrá bien. Hoy dormiré en casa de Hyun Ki, así que si necesitas usar el departamento, hazlo. Dejé preservativos y gel en tu buró, uno nunca sabe si se ocupen —Tae sonrió viendo la cara sonrojada de su amigo, seguro no se esperaba eso último.

¿Llevar yo un chico a mi cama?, ¿eso no tendría que hacerlo el activo?, bueno, tal vez los roles han cambiado, pensaba Jimin, pero afirmó con la cabeza muerto de nervios y sonrojado por el contenido en su buró.

Entraron al bar tal cual modelos arribando a una pasarela. El olor a alcohol y perfumes de todo tipo inundaban el lugar. La música retumbaba y las luces de colores se movían al ritmo de ésta. Los asistentes, bailaban y brindaban disfrutando del momento.

Con la cabeza en alto, Jimin pudo darse cuenta de que hombres y mujeres lo barrían con la mirada de arriba a bajo y eso lo hizo sentir poderoso.

Siguió con su papel de chico sexy y llegó a la barra solo, mientras Tae caminaba como asesino serial rumbo a su novio. Tuvo que dejar la cara inexpresiva por un segundo, porque la risa le había ganado ante el curioso caminar de su amigo.

Jungkook dejó sus pensamientos de lado, tomó un sorbo del whisky, lamió sus labios y volteo al frente.

Un sexy chico de cabello rubio llamó su atención. Éste caminaba erguido hacía la barra de bebidas. Sus brazos y piernas se movían en perfecta sincronía. Una pasarela sería poca cosa para apreciar el movimiento de esa estilizada silueta.

Su ceñido pantalón negro, mostraba con lujo de detalle cada curva que sus muslos poseían, resaltaba su diminuta cintura y enmarcaba su perfecto trasero. La camisa en el mismo tono que el pantalón, dejaba asomar una pequeña parte de sus clavículas, no hacía falta ver más allá para adivinar lo delicada y suave que esa piel blanquecina era. Sus labios pomposos resaltaban gracias a la luz neón del lugar, la humedad en ellos se podía ver a la distancia. Definitivamente esa belleza no era de este mundo, pensó Jungkook.

Jimin volteó a ver la pista de baile con sus brazos recargados en la barra, topándose con un hombre maduro que le dedicaba un brindis, una chica le guiñaba un ojo y un chico que se mordía los labios con su mirada clavada en él. No reaccionó ante ninguno y los ignoró orgulloso mientras se volteaba a ver el lugar. Emocionado, sonrió por dentro ante el club de fans que se había formado.

Jungkook tomó un trago de su whisky, necesitaba calmar la sensación que se había apoderado de su cuerpo. Pasó su lengua por los labios para luego morder el inferior, su entrepierna empezaba a atormentarlo. Estiró su cuello para provocar los crujidos que ayudaban a liberarlo del estrés y la ansiedad, pero fue inútil.

La cuenta pendiente con mi alma gemela [Kookmin]Where stories live. Discover now