HOUSE OF BLACK || Theodore Nott fanfic!
"Ser una Black digna de su apellido".
Madelyn siempre había tenido esos pensamientos, especialmente al recordar que su padre, Sirius Black, traicionó el legado familiar al irse a los Potter.
Detrás del árbol...
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CAPÍTULO CUARENTA Y CINCO «Espejo Oesed»
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Finalmente, la desesperación y la falta de alternativas llevaron a Madelyn y Draco a reconsiderar la sugerencia que Severus Snape les había hecho durante la fiesta navideña de Slughorn. A pesar de sus iniciales y comprensibles dudas, la idea de utilizar el Aguamiel Envenenado parecía ser su única opción viable.
La elección del objetivo recayó inevitablemente en el profesor Horace Slughorn, dada su cercanía y aprecio por Albus Dumbledore. Era el conducto más probable para que la bebida llegara al director.
Con determinación sombría, Madelyn recurrió una vez más a la maldición Imperius, controlando a Madam Rosmerta para que llevara a cabo el acto de envenenar el aguamiel. La posadera, bajo el influjo mágico, prepararía la bebida contaminada y se la entregaría a Slughorn con la intención de que él, a su vez, se la ofreciera a Dumbledore. Una tensa esperanza se aferraba a sus corazones: ojalá esta vez, su plan no se desmoronara.
Las semanas transcurrieron, desdibujando los alegres días de diciembre en una espera ansiosa y silenciosa. Sin embargo, no había señales de que Dumbledore hubiera consumido el aguamiel tal como lo habían previsto.
La espera carcomía a Draco. El miedo a un nuevo fracaso y a la inevitable ira de Lord Voldemort lo mantenía en un estado de constante tensión. Cada sombra parecía albergar la noticia de su inminente castigo.
Madelyn se había convertido en su constante apoyo, una presencia silenciosa pero firme a su lado en cada momento de angustia. Sin embargo, cuando anhelaba un respiro y un instante de intimidad con Theodore, simplemente pedía a Crabbe y Goyle que mantuvieran una discreta vigilancia sobre Draco, asegurándose de que no hiciera nada impulsivo.
Y así, como en tantas otras ocasiones buscando consuelo y normalidad, Madelyn se encontraba con Theodore a orillas del Lago Negro. Recostados a la sombra de un imponente árbol de hojas oscuras, disfrutaban de un breve paréntesis de soledad, aprovechando las escasas horas libres que les permitían sus crecientes responsabilidades y preocupaciones.