55 - Mis 18 II

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¡Hola, amores!

Ana nos invitó a su cumpleaños, así que corramos antes de que las golosas se coman todo.

¡Disfruten!

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Mis 18 II

ANA

—No aprendes, ¿verdad? —replica Aiko, sosteniendo una sonrisita desafiante mientras permanece inmóvil como una muñequita que puedo manipular a mi antojo. La tela de su vestido blanquecino me recuerda el tacto suave de su piel—. ¿Quieres que te iguale la sombra de los ojos? Que yo sepa, no hay nada pendiente entre nosotras.

—Sí que lo hay —afirmo con convicción, pero cuidando el volumen de la voz por si alguien nos espía—. Para empezar, ¿por qué le mentiste a Laura? La verdad habría jugado a tu favor.

—Lo hice para protegerla.

—¿Protegerla de qué? —pregunto, desconcertada—. ¿Creías que le iba a pegar?

—Al contrario. Para que no se manchara las manos de sangre contigo. No me gusta que mi Moon se altere de esa manera. Estoy segura de que te habría dado una paliza, así que mentí por un bien común. Y ahora... ¿podrías ser tan amable de quitarme las manos de encima y permitirme usar el servicio? —Aiko ensancha la sonrisa.

—No creo que Laura hubiera llegado a tanto, pero me alegra que, por una vez, no distorsionaras la realidad para perjudicarme. Eso me lleva al otro punto —continúo, sin soltar su cintura y poseyéndonos con la mirada—. Tuvimos una conexión especial...

—¡Ja, ja, ja! —me interrumpe Aiko con una risa burlona.

—A mí no me hace gracia. Me gustaba el vínculo que estaba surgiendo entre nosotras. —Poso una mano cálidamente en su mejilla—. No veo una razón convincente para alejarnos cuando nos podemos hacer mucho bien. ¿Te escudas detrás de que Laura nos quiera lejos para que te sea más fácil ocultar tu mayor miedo?

—¿A qué miedo te refieres? —pregunta Aiko, denotando un profundo interés.

—Al de enamorarte de otra persona, al de la inquietud que te genera el cambio de tus sentimientos hacia mí porque es lo único que no has podido controlar. —Mis palabras la petrifican como si le hubiera asestado un aguijonazo cargado de verdad. Ante su pasividad, rozo la comisura de sus labios mientras acaricio su rostro con gentileza.

—Enhorabuena, Ana Álvarez. —De pronto, Aiko sonríe irónicamente—. Has aumentado tu nivel de seducción y manipulación. Casi llegas a convencerme de que tengo esos sentimientos imaginarios por ti. Es verdad que algo has aprendido estando a mi lado, y no solo un par de técnicas defensivas. Sin embargo, lamento decepcionarte, pero no hubo tal conexión por mi parte.

—¡Una mierda! —niego rotundamente.

—Me gusta jugar, eso es todo —afirma Aiko, exhibiendo una expresión traviesa—. De hecho, voy a hacer una gran excepción en mi vida para darte un doble regalo emocional por tu cumpleaños y compensarte por lo del moratón.

Confundida por su palabrería, me sorprende al agarrarme por la cintura y empotrarme contra el marco de la puerta. Antes de que pueda reaccionar, sus labios invaden los míos, los degustan con cierto grado de pasión y dulzura. Justo cuando pretendo corresponderla, ella rompe nuestra unión y me priva de saborear su saliva.

—¿Y est...? —Cuando me dispongo a protestar, Aiko me silencia con un dedo.

—No digas nada. No lo estropees. —La muy pícara me estruja los labios con el dedo a la vez que me arroja una mirada lujuriosa—. Te dejé el rastro del pintalabios. Como te dije, esto fue un doble regalo para ti. Este beso no significa nada para mí, es como si nunca hubiera existido, no tiene ningún valor sentimental. Tú, en cambio, puedes verlo como una fantasía cumplida y como una venganza hacia Laura, que te engañó besándose conmigo en más de una ocasión. —Le encanta clavar puñales y removerlos sin piedad—. Un cumpleaños redondo.

La hermana de mi exnovio [En proceso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora