Capítulo cinco

30K 2.8K 802
                                    

Capítulo cinco

Javiera había estado en lo cierto hace cinco días cuando la conocí, era inútil intentar escapar, el lugar estaba cuestionado por completo, cada lugar por el cual alguien podría salir se encontraba con guardias.

El primer día me había rendido, sabía que no lograría nada bueno de eso y decidí hacer como Javiera e intentar adaptarme lo mejor que pude.

Realmente ella había sido la única persona con la que había logrado tener una pequeña amistad, de hecho ella compartía mi visión sobre los hombres lobos aunque era mucho más cuidadosa sobre como hablaba de ellos en público.

Ella tampoco tenía muchos amigos en el lugar, aunque tampoco tenía enemigos, simplemente no le gustaba mezclarse porque todos se irían en algún momento. Me había confesado que yo era la única persona con la cual se había vuelto más cercana.

Ella era una chica de pelo rubio y ojos color avellana un año mayor que yo y mucho más alta que yo. La habitación de Javiera quedaba en el piso de arriba y era exactamente igual al mío, solo variaba la ropa.

Ella dijo que todos tenemos ropa diferente para que las chicas no pelearan por haberse vestido igual, lo que me parecía realmente una estupidez, ¿Cuál era el problema con eso?

La mayoría de ella eran chicas vanidosas con el ego por las nubes, todas tenían una vista perfectas de sí misma, incluso las más pequeñas actuaban como divas. Pero me alegraba que no fueran del tipo conflictivas o que por lo menos no habían tenido problemas conmigo.

En clases había aprendido cosas que no sabía sobre los hombres lobos, aunque realmente no me importaba mucho su sistema político, económico o social.

De las pocas cosas que había aprendido sobre los hombro era que ellos vivían en comunidades que llamaban paquetes, aunque yo lo veía más como una jauría de perros, en esas comunidades por lo general tenían alrededor de mil miembros.

El más fuerte era el líder y lo llamaban Alfa. Su mano derecha se le llamaba Beta. Y después los miembros normales se les llamaban Omegas.

Después de cinco día de clases ellos dijeron muchas más cosas sobre ellos, pero realmente no me molestaba en prestar atención a ellos.

Muchas de las cosas que ellos decían era lo mismo que los sabios y personas mayores de mi campamento nos enseñaban desde jóvenes, entre esas cosas estaban matemática, física, química biología entre muchas más.

La comida acá no era mala, pero no se comparaba con la que tenía en mi campamento. Ellos eran cocineros que amaban estar ahí y a sus platillos nunca les faltaba nada, en cambio acá al tener tantas personas casi no nos miraban al entregarnos un plato con nuestra comida.

En el entrenamiento físico no había tenido ningún problema, probablemente mi parte favorita era cuando hacían luchas por lo que podía golpear a chicas de mi edad quienes no me agradaban.

Bueno, todos estos días habían pasado muy rápido, demasiado para ser sincera. No quería que llegara el momento en el que me enfrentaría cara a cara con los hombres lobos.

Pero Javiera me había dicho que al contrario de cuando organizaban bailes formales, en las fiestas había más libertad para salir y entrar de una habitación, también podríamos asistir con lo que quisiéramos.

Al parecer cuando era un baile entregaban vestidos especialmente hechos para esa ocasión, también contrataban servicios especiales entre muchas personas.

Los hombres lobos tenían que pagar para poder entrar a este lugar y buscar a su compañera, no sabía cuánto exactamente pero no era poco, y si ella se encontraba dentro del lugar también tendría que pagar para llevársela.

CCH: Casa para Compañeros Humanos #Wattys2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora