14.𝐋𝐨𝐬 𝐥𝐞𝐧𝐠𝐮𝐚𝐣𝐞𝐬 𝐝𝐞𝐥 𝐚𝐦𝐨𝐫

50 6 3
                                    

—Perdón, perdón madre. —Ruego mientras lloro.

—¡DEBISTE PENSAR MEJOR ANTES DE ACTUAR! —Me gritaba ella de vuelta mientras continuaba con los tirones de cabello y las bofetadas hasta el cansancio.

¿Por qué me golpeaba?, porque permití que otra niña tenga el papel que "debía ser mío".

Lo hice por amor, por humanidad. Porque ella nunca había tenido un papel importante y yo si.

Apenas tenía diez años.

—No vuelvas a hacer eso, Antonella. —Dijo ella con firmeza mientras sostenía un mechón de mi cabello.

—Tu no lo entiendes, ella necesitaba ese papel, madre. —Hablo antes de recibir una bofetada por parte de ella.

—¡ERES TU QUIEN NO LO ENTIENDE!...—Vuelve a gritarme.

Se volvió a poner en postura, y empezó a mirarse al espejo mientras se arreglaba el cabello recién cortado.

—En un mundo egoísta, el egoísta triunfa. —Dice antes de darme una mirada hostil y salir de la habitación.

En un mundo egoísta, el egoísta triunfa...
Esa frase ha sido la base de mi vida desde entonces.

Estoy trotando por el parque, hundida en mis pensamientos, tratando de alejarlos de mi cabeza.

Es Domingo 29 de Octubre, desde el martes no he hablado con Brady. Pensé que recibiría un mensaje de disculpas o almenos una llamada, pero nada.

Cada día me decepciono más.

Pero a la vez también me enojo. Me enoja haber sido tan tonta como para confiar en alguien que apenas conocía.

Solo estoy tratando de despejar mi mente y soltar toda la adrenalina que ha empezado a acumularse en mi cuerpo desde que me mudé aquí.

Voy poco a poco corriendo más rápido, y creo que ya le he dado cuatro vueltas al parque. Aún después de lo ocupada que me he mantenido para no pensar en todo lo que ha pasado durante el mes de Octubre, este momento se ha vuelto abrumador, y es lo único en lo que puedo pensar ahora mismo.

Intento descargar mi energía apresurado mi paso como si estuviera huyendo de algo, y no estoy muy lejos de la realidad. Pero mi cansancio se mezcla con la melancolía, y mi respiración agitada se convierte rápidamente en sollozos que intento ahogar débilmente hasta que simplemente no puedo contenerme más, me tiro en el suelo e intento regular mi respiración. Seco mis lagrimas, conteniendo las ganas de llorar,  que poco a poco se van haciendo más pequeñas.

Tratando de calmar el temblor de mis extremidades, puedo observar a una niñita andando en su bicicleta, y a quien parece ser su padre, sosteniendola para evitar que se caiga y por un momento pienso que esos podríamos haber sido mi padre y yo.

Cuando logró disipar la melancolía, me pongo de pie nuevamente, y esta vez camino con calma en sentido contrario hacia casa, pero apenas doy unos pasos, veo a una silueta conocida a unos siete metros de mí.

Mismo pelo, misma altura, y mismo estilo de vestir, definitivamente es él; lo puedo diferenciar incluso estando de espaldas.

No quería hablarle, pero está aquí mismo, y no puedo alejar de mí el deseo de gritarle y hacer que sufra por haberme traicionado.

Me dirijo a él con un paso violento y rápido, e inmediatamente estoy cerca hablo.

—Hola, traidor. —Digo mientras aún está de espaldas a mí.

Él se voltea lentamente y con una cara de confusión bastante extraña mira hacia los lados para dirigirse a mí con expresión despectiva.

—¿Que? —Dice en un tono que sugiere desconcierto, como si nisiquiera supiera quien soy.

Charming Boy • Brady NoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora