Capítulo 9: Un enemigo de las sombras

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Mientras el Windheart surcaba los cielos (los cuales se tornaban de dorados y naranjas a uno nocturno y estrellado) hacia el Este pues, según lo que indicaba el mapa que habían desplegado en la cubierta, allí estaba su siguiente objetivo.

"Parece que vamos a pasar muy cerca de las Altas Llanuras" mencionó Spyro, al ver que también aparecía en el mapa, cerca de la dirección a la que iban, "Me pregunto cómo le irá a Kane"

"¿Quién es Kane?" preguntó curioso Ray, "¿Un miembro de la tribu Aklaba?"

"Así es" presumió Sparx, "Es un viejo amigo al que ayudamos a recuperar el templo de su dios y a crear uno nuevo para mí. Desde entonces, me han respetado y venerado... ¿saben? Me gustaría regresar allí por un día"

"Los Aklaba ya son de nuestros aliados más importantes" exclamó Néstor, quien los había oído mientras aún manejaba el timón, "Pero si quieren que pasemos por allí, podemos hacerlo después de nuestra misión real en la siguiente ciudad"

"La ciudad de Draguamar..." dijo Lyra, señalando con su garra el punto que estaba en el agua, "¿Alguien sabe algo sobre esta ciudad sumergida?"

"Es a primera vez que he oído hablar de ella..." dijo Spyro, "Ninguno de los guardianes o Ignitus lo mencionó antes..."

Thorr frunció el ceño, tratando de recordar algo útil.

"Solo he oído algunos rumores" dijo, "Se dice que Draguamar es una ciudad de dragones con elemento del mar, construida en las profundidades del Océano Lunar. Dicen que es un lugar de una belleza indescriptible, con arquitectura de coral, joyas marinas, algas..."

"¿Joyas marinas?" preguntó Lyra, "Seguro sería el paraíso de una dragona..."

"Tal vez, pero... ¿cómo vamos a llegar bajo el agua?"

La pregunta saltó de inmediato como un balde de agua fría, ocasionando que los jóvenes dragones intercambiaran miradas, tanto para preguntarse lo mismo como para buscar la respuesta a aquella interrogante.

"Em... amigos... ¿habéis notado que vuelve a hacer mucho viento?" preguntó Sparx, quien se volvió a agarrar de la cola de Spyro.

Y era verdad: el cielo nocturno y relajante se estaba convirtiendo a una noche de tormenta.

"Cynder, ¿te encuentras bien?" preguntó Spyro, al notar que la joven dragona se había puesto un poco más mareada, "Descuida, Jhonny y Edel ya regresarán con un té que te hará sentir mejor..."

"Sí, pero..." empezó a decir, "Siento..."

Sin embargo, antes de que ella pudiera describir su malestar o el extraño presentimiento que le invadía, una sacudida violenta hizo que todos perdieran el equilibrio. El impacto fue tan repentino que apenas tuvieron tiempo de reaccionar.

"¡¿Qué sucede?!" exclamó Lyra.

Antes de que pudieran recuperarse, dos sacudidas más sacudieron el Windheart, sacudiéndolo como una hoja en una tormenta.

"¡¿Nos atacan?!" preguntó Sparx, alarmándose.

"¡Mirad!" exclamó Néstor, señalando al cielo.

Era evidentemente un ataque: al menos una docena de gárgolas tenebrosas volaba en la misma dirección que el barco, rodeándolo y evitando cualquier escape lateral, se podía percibir cómo cada una de sus grotescas formas y ojos brillantes llenos de malicia, rodeaban el Windheart como buitres acechando a su presa.

"¡Se preparan para atacarnos!" exclamó Spyro, viendo que las gárgolas empezaban a escupir bombas humeantes de fuego verde oscuro en dirección a la cubierta, donde se encontraba

La Leyenda de Spyro, Los Dragon HuntersWo Geschichten leben. Entdecke jetzt