|| Capitulo 5 ||

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Un pequeño retroceso, algo por lo cual he muerto por escribir y aquí entenderán muchas cosas.

Busco provocar sentimientos, espero lograrlo.

Busco provocar sentimientos, espero lograrlo

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Capitulo 5 "Me and my husband- Mitski"

Detrás de un "niño prodigio" hay una historia, triste en la mayoría de los casos, los llamados prodigios son vistos ante la sociedad como máquinas perfectas, emulan las acciones de un robot y obedecen ciegamente a quien se supone debería protegerlos. Son forjados bajo presion, se consideran diamantes. Y en ocasión los diamantes caen en manos equivocadas.

Esto, en la mayoría de las ocasiones los lleva a ser explotados por su propia familia y hablando de los Shvagenbagen, esto era muy común. 

Desde la primogénita, Lidia, hasta el menor Sebastián. En un principio la llegada de la niña fue recibida como balde de agua fría sobre Gustav, quien lejos de sentirse feliz o agradecido maldijo a su pobre esposa, no importaba que tan bella fuera la niña, desde el pelo rubio pálido hasta los ojos azules eran nada más que la marca personal de los miembros en la pequeña dinastía, la niña no fue más que educada para crecer y ser la perfecta esposa, cuya idea inicial fue aceptada por ella misma, en un principio no tenía idea de lo que estaba bien o estaba mal solo quería ser perfecta , la muñequita de su madre y el orgullo de su padre, con la llegada del varon esto quedo en segundo plano, Lidia sabía que su vida perfecta había terminado justo aquel día, con la llegada de su hermano también lo hizo su conciencia, pese a tener apenas seis años, lo supo con claridad. Su vida sería reducida a ser la hermana de Sebastián.

Cosa que claro, no acepto con gesto feliz ni mucho menos.

Con el paso de los años se dio cuenta de que gracias al cielo la atención de Gustav se había centrado en su hermano, casi del todo, haciéndolo desvivirse por aprender la disciplina de la que tanto se enorgullecía el hombre, tocar el violín por su puesto solo era una parte de su entrenamiento para ser un músico reconocido en sociedad, el piano, arpa y flauta también llevaban cierta parte del día del joven, sin embargo el violín era el instrumento predilecto. Era su obligación ser el mejor en lo que fuera.

Esto había hecho que Lidia fuera un poco más libre, y claro, era un jovencita peculiar, llamaba la atención de cualquiera que se le cruzará, con el pelo rubio y ondulado en una coleta baja, con esos listones negros hechos moño en el pelo y los ojos azules, que ni siquiera eran como los de sus padres o su hermano, no los de ella eran como mirar a través de un sombrío bloque de hielo. Nada que ver con la mirada brillante de Sebastián o de su madre. Belleza que sería heredada por otro miembro de la familia unos años después, cuya maldición sería ser sobrino de aquella mujer.

Aprendió que si quería hacerse de una vida tendría que centrar la atención de su padre en su hermanito y eso hizo en cuanto tuvo la mejor oportunidad.

Ultraviolence || DeAvy ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora