Playboy

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Disclamer: Como ya sabéis de sobra, ni los personajes, ni parte de la trama me pertenecen. Todo es propiedad de Rumiko Takahashi, pero vamos a divertirnos creando historias sobre ellos y mantener vivo este maravilloso fandom ^^

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Nota de la Autora: Este fanfic participa en la dinámica de la página de Facebook "Mundo Fanfics Inuyasha y Ranma" llamada #porque_cinco_fiestas_son_mejor_que_una para celebrar el Rankane Day ^^ un día para festejar nuestro ship preferido y más querido. La historia se desarrolla durante el arco de los patinadores, uno de los primeros del manga (y de mis favoritos), así que os recomiendo que le deis una leída al manga o un vistacillo a los capítulos del anime antes de poneros a leer. ¡Espero que os guste! ¡Y feliz Rankane Day a todos y a todas!

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Todos Los Besos de Akane

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Playboy—

Prólogo

Ranma caminaba, abstraído, sobre la valla de metal oxidado que recorría el camino junto al canal de Nerima, lanzando algún que otro gruñido a la masa gris encapotada que tenía sobre su cabeza y escuchando el sonido del viento que rasgaba la calle a su paso.

Movió los ojos y comprobó que Akane, su prometida, caminaba a escasos metros de él, sobre el pavimento, con los hombros encogidos por el frío, cubriendo con sus brazos el cuerpo diminuto y tembloroso de P-chan, su cerdito mascota.

Es decir, el cuerpo deformado por la maldición de Jusenkyo de Ryoga.

—No tengas miedo, P-Chan —Le iba diciendo, en voz baja, rozando al animalillo con su cálido aliento—. Esa chica tan mala no te separará de mí.

El cerdo gimió, contento o aliviado, ¿quién podía saberlo? Y por una vez, entre las muchas en que había tenido que soportar en primera línea, el modo en que la chica abrazaba al animal, Ranma pudo controlar su furia.

Bueno, controlar no era la palabra exacta. Era más correcto decir que su furia estaba concentraba en otro hecho, algo que había pasado hacía un rato, y por ello, los chillidos placenteros del cerdo no le taladraban el cerebro igual que en otras ocasiones.

Estúpido guaperas...

Observó el modo en que el agua del canal se movía, empujada por el viento, y dibujaba ondas, pequeños embistes contra la roca, pero no le ayudó a calmarse. Las descargas de ira, heladas y terribles, todavía recorrían sus músculos tensos, por más que intentaba andar con soltura o escondía las manos en los bolsillos, seguía siendo consciente de la tirantez de sus tendones recorriendo sus brazos, sus hombros, su cuello y hasta su mandíbula. Esto hacía que fuera inmune al frío que envolvía la ciudad, a pesar de estar casi a mediados de Junio.

Intentaba sacárselo de la cabeza, pero no podía parar de revivirlo, el momento ultrajante en que ese idiota de Mikado Sanzenin había cogido la barbilla de Akane con la intención de besarla frente a todos. Delante de él. ¡Y poniendo esa cara de emoción, de intensidad y serenidad al tiempo que se inclinaba sobre ella!

Que esto sirva para disculparme.

¡Eso le había dicho el idiota a Akane por toda explicación!

Todos los Besos de AkaneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora