58 - Una noche inolvidable

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LAURA

*Contenido exclusivo de la versión editada*

***

ANA

—¡Ja, ja! Ana, ¿insinúas algo? —murmura Flor mientras, sentadas en la cama, rozamos nuestras mejillas y exhalamos nuestro aliento en nuestros cuellos.

—Flor, ya sabes lo que pasará, pero... —le susurro al oído con sensualidad— no vamos a follar.

—Estoy perdida. ¿Entonces...?

—Contigo es diferente. A ti te voy a hacer el amor —le confieso y enseguida lamo su oreja despacio, provocando que ella suspire de placer. No necesito verle la cara para saber que sonríe como una niña feliz.

—Me pones nerviosa diciéndome esas cosas... —Flor se estremece cuando succiono la piel de su cuello con suavidad—. Puedes tomarme como tu regalo especial de cumpleaños...

—Sí que lo eres, y por eso haré que nunca olvides esta noche.

Tras arrodillarme sobre el colchón, hundo una mano en los lacios cabellos de Flor. Mediante una caricia, gobierno su cabeza hasta voltearla hacia mí.

—Joder, ¡qué guapa eres! —la piropeo al contemplar su expresión sumisa—. Siéntete libre de hacerme todo lo que quieras porque yo pienso hacer lo mismo contigo.

—Me gusta que tomes la iniciativa...

Froto sus labios gentilmente con el dedo gordo a la vez que nuestras miradas destellan una creciente atracción. Hasta cierto punto, una parte de mí anhelaba esto y no era consciente de ello. Conquisto la boca de Flor con la mía, la poseo con la mezcla perfecta de ternura y pasión. La sensación de este beso dista mucho de la de aquellos con carácter amistoso. Esta despierta mi instinto pasional casi al instante, calienta mi sangre como si me hubiera transportado al núcleo del sol en un abrir y cerrar de ojos.

Al restregar mis labios con los de Flor y enredar mi lengua con la suya saboreo paz, una paz y una pureza propias de ella, pero que contienen un ingrediente adictivo, candente y seductor. ¡Qué boca tan amable! ¡Qué boca tan sincera! ¡Qué boca tan deliciosa! Corresponde mis besos con naturalidad, sin nada excepcional, pero con el poder de hacerme ansiar más.

—Nunca nos habíamos besado así —le digo durante una breve pausa que aprovecho para ubicarme detrás de ella—. Me cuesta despegarme de tu boca.

—Besas muy rico. No me quejaré de que me sigas dejando sin aire con tu lengua juguetona. —La capitana ríe con inocencia.

—Pienso acariciarte entera con ella —musito sensualmente y, con calma, formo una cola con los cabellos de Flor y los deslizo por su hombro derecho, dejando el izquierdo al descubierto.

Desde atrás, humedezco su cuello hasta contornear su oreja con la punta de la lengua. Flor se arquea de gusto y gime débilmente, lo que me incita a abrazarla después de recorrer sus brazos con el vaivén de mis dedos. A través de su espalda siento el fuerte bombeo de su corazón, que compite con el mío, y el calor que irradia su cuerpo, hasta tal punto que traspasa el pijama. Apenas nos hemos besado y tocado y diría que estamos ansiosas de pasar a otro nivel, pero quiero ir despacio con ella porque esto no es un simple polvo de una noche salvaje.

—Tócame sin miedo, Flor. Esta noche soy tuya. Pero antes dame tu boca.

Mi dulce capitana me complace volteando la cara hasta entregarme mi premio y posa las manos sobre mis muslos, que se asoman a cada lado de ella. Su tacto es igual de amable y cuidadoso, como si disfrutara de la delicia que tanto desea con paciencia para que no se le acabe nunca. Es tal su delicadeza que me siento como un ser valioso, y la aspereza de la ligera callosidad de su piel originada por el deporte se vuelve insignificante.

La hermana de mi exnovio [En proceso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora