59 - Doble cara I

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ANA

—Ah... ¡Ah! ¡Aah! ¡Sí, Flor! ¡Ah! ¡Sí! Dios..., ¡qué placer! —gimo intensamente, estremecida y enloquecida por la lengua de Flor hundida entre mis labios y por el juguete succionándome el clítoris.

Cuando la capitana se precipitó sobre mí, le dije que no tenía que esforzarse mucho con los preliminares, pues yo ya quemaba más que la lava de un volcán. Obediente, fue amable con mis pechos mientras me quitaba las bragas y se entretuvo un poco en mi vientre con sus húmedos besos antes de abrirme las piernas y sumergir la cabeza entre ellas.

Su boca, sus dedos y sus caricias me bastaban para que me retorciera de gusto sobre la cama. Sin embargo, ella recordó que yo había tirado el juguete erótico a nuestro lado y decidió sorprenderme con él, aunque tuvo que tantear bajo las sábanas revueltas para encontrarlo. Eso nos hizo reír.

Ahora, un agradable cosquilleo recorre mi cuerpo desde mi zona erógena y me hace temblar a la vez que tensa hasta el último de mis músculos. Agarrando los cabellos de Flor y presionándola contra mi vulva con una mano, y exprimiendo las sábanas con la otra, me ahogo en un profundo suspiro y me arqueo como si me fuera a romper. La vista y la mente se me quedan en blanco, pero potencian la sensación de que me adentro en el reino del más puro placer.

¡Qué orgasmo!

—¡Vaya! ¡Uf!... Ay, ¡ja, ja, ja! ¡Para, para! —le pido, inquieta, para que deje de torturarme con el juguete, ya que mis puntos débiles están muy sensibles.

—¡Ja, ja! Me encanta cómo brincas de un lado a otro. Te ves tan linda... —Flor suelta el Satisfyer y, animada, busca mi boca con la suya, tumbándose encima de mí—. ¿Te ha gustado? ¿Estás satisfecha?

—¿Que si me ha gustado? —Respiro hondo para recobrar el aliento—. Casi me matas de placer, ¡ja, ja! —Sonriente, intercambio otro jugoso beso con ella, que se echa parcialmente hacia un costado.

Ambas permanecemos abrazadas, compartiendo nuestro calor corporal, los fuertes latidos de nuestros corazones y unas caricias repletas de cariño.

—Ha sido increíble, como una nueva experiencia y una nueva primera vez —expresa Flor, estimulando nuestras risas. Me alegra que vuelva a irradiar el entusiasmo que la caracteriza—. Si te soy sincera, estaba nerviosa porque tenía miedo de que me bajara la regla. Se me ha retrasado un poco y justo sentí unas molestias en el vientre. Estaba rezando para que no me fastidiara la noche —confiesa con naturalidad.

—¡Ja, ja! Íbamos a disfrutar igualmente de una manera o de otra. Si no, lo habríamos dejado para otro día.

—Entonces lo tenías muy claro.

—Puede ser... —Le sonrío pícaramente—. ¿Tienes alguna fantasía?

—La acabo de cumplir, ¡ja, ja! —La bella Flor se ruboriza—. Hacer el amor contigo era mi fantasía.

—¡Qué mona eres! —Secuestro sus labios por un pausado segundo—. Yo también puedo decir lo mismo, ya que tenía la fantasía de acostarme con mi mejor amiga, y esa eres tú. —Mis palabras intensifican su rojez y su risa tonta—. A ver, ¿y tienes otra fantasía aparte de la cumplida?

—Si te digo que tengo la misma, ¿repetiremos? —Flor exhibe una expresión infantil.

—¡Ja, ja, ja! Eres una pilla. Recuerdo que una vez nos dijiste a Laura y a mí que si hacíamos un trío. Eso fue en las duchas del polideportivo. ¿Lo dijiste en broma de verdad o... había algo de verdad en esa broma?

—¡Ay, qué vergüenza! ¡Ja, ja! Había algo de verdad en esa broma —admite y oculta la cara contra la almohada por un breve instante—. No sé mentir muy bien.

La hermana de mi exnovio [En proceso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora