Capítulo 1

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En el imponente salón de Atlantis, Mera y Arthur se enfrentaban a una mesa adornada con mapas detallados de sus reinos y las amenazas que enfrentaban. La conversación entre ellos era seria y cargada de preocupación mientras discutían las constantes incursiones de reinos vecinos que desafiaban sus fronteras

— Estas últimas semanas han sido cada vez más difíciles — comenzó Arthur con tono grave, sus cejas fruncidas mostrando la tensión que sentía — Nuestras defensas están siendo probadas más allá de lo que habíamos anticipado

— No podemos ignorar más esta situación — interrumpió Nereus con frustración evidente — A pesar de nuestra victoria sobre Orm, muchos soldados aún ven a Arthur con desconfianza. Algunos incluso se resisten a reconocerlo como su legítimo rey

Mera frunció el ceño, sabiendo lo delicado que era este asunto para Arthur y para la estabilidad de Atlantis — Lo sabemos, padre. Es preocupante que aquellos que deberían estar defendiendo nuestras fronteras sean los mismos que las están atacando. Necesitamos restaurar la confianza y la disciplina en nuestras filas

Nereus se burló, tomando por sorpresa a todos 

— Tal vez si Arthur dejara de tomar decisiones estúpidas, haría que su reino realmente confíe en el

Mera interrumpió rápidamente, tratando de calmar la tensión creciente en la sala del trono de Atlantis 

— Padre, por favor, necesitamos resolver esto juntos. La división en nuestros reinos solo nos debilita frente a nuestros enemigos

Arthur apretó los puños, conteniendo su respuesta mientras la ira y la frustración ardían dentro de él

— Nereus, entiendo tus preocupaciones, pero es crucial que nos unamos en este momento crítico. La amenaza externa sigue aumentando y no podemos permitir que la desconfianza interna nos debilite

— Si hay desconfianza hacia ti y tu reinado, es responsabilidad tuya y de los consejos erróneos de tu círculo íntimo— intervino Nereus con un tono cortante y sarcástico

— No es el momento para esto. Necesito tu respaldo, ahora más que nunca — insistió Arthur, buscando desesperadamente la complicidad de su suegro

— ¿Mi respaldo? — se rió Nereus secamente — Te concedí al ejercito de Xebel para que vencieras a Orm, consentí el matrimonio de mi única hija contigo para reforzar tu reclamo al trono, y he otorgado préstamos a Atlantis para cubrir las deudas en las que te has sumido por no ejercer una buena administración. ¿Qué más deseas de mí?

La sala resonó con la amargura y la tensión de las palabras pronunciadas. Arthur miró a Mera, buscando ayuda en ella

La reina de la Atlantis sabía que debía intervenir para calmar la creciente discordia entre ambos reyes, pero las palabras de su padre resonaban con una dureza que le resultaba difícil de contrarrestar

— Padre, comprendo tus inquietudes —  intervino con voz firme — Pero la Atlantis necesita tu apoyo. Juntos podemos buscar la forma de contrarrestar los ataques y desmantelar los bandos enemigos, además-

Nereus la interrumpió con un gesto de incredulidad y desdén

— Mera, ya he hecho demasiado por Atlantis y por tu esposo. No puedo seguir respaldando decisiones que solo han traído más problemas y deudas a Xebel

Mera sintió una punzada de frustración, consciente de lo obstinado que podía ser su padre

 — Padre, entiende que esto va más allá de Arthur y de mí. Es sobre el futuro de nuestros pueblos. Necesitamos garantizar su seguridad, son ellos quienes sufren en estos ataques, piensa en los niños, en los ancianos, en las mujeres y hombres preocupados por perder a sus familias, debemos estar unidos contra las amenazas que enfrentamos

LA VERDAD OCULTADonde viven las historias. Descúbrelo ahora