52. Tercera ley de Golpalott

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El miércoles, Hermione hizo algo muy propio de Hermione y se saltó el almuerzo para pasar un rato en la biblioteca antes de Pociones. Sus esfuerzos se vieron recompensados cuando descubrió un libro de aspecto sencillo titulado Venenos, antídotos y tú.

A pesar del disparatado título, el libro contenía exactamente lo que ella había tratado de explicarle a Theo en la biblioteca el domingo anterior: que era teóricamente posible descomponer los sueros de la misma manera que los antídotos, aplicando la Tercera Ley de Golpalott.

Sigo necesitando Veritaserum, se lamentó. Debería preguntarle a Draco si sabe cómo conseguirlo, la próxima vez que pueda. Si no puede, tal vez Harry sí. Mientras tanto, puedo empezar a intentar descomponer el polvo incitador de la verdad. Una vez que lo descomponga en sus partes más básicas y haga lo mismo con un poco de Veritaserum, en teoría podré averiguar qué actuaría como antídoto para ambos.

La primera campana de aviso para las clases de la tarde sonó, cogiéndola por sorpresa. Sin darse cuenta de que había estado tanto tiempo en la biblioteca, cerró el libro de un golpe y se apresuró hacia la mesa de Madam Pince para sacar Venenos, antídotos y tú.

Lo que planeaba hacer nunca se había hecho antes, que ella supiera. Si tenía éxito, no solo estaría un paso más cerca de encontrar una respuesta al enigma de su vida y la de Draco... sino que podría ocupar un lugar en la historia de las pociones. Aunque solo encontrara un antídoto para el Veritaserum (por no hablar de llevar más allá la teoría que lo sustenta para responder al enigma que era su mandala-que-salió-mal), estaría descubriendo algo que el mundo mágico nunca antes había sido capaz de crear.

—Un paso de cada vez, Hermione, —murmuró para sí de camino a las mazmorras.

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Pociones parecía pasar en grandes globos de tiempo, a pesar de ser una clase doble. Hermione estaba tan distraída que casi no se dio cuenta de que Harry había añadido las púas de puercoespín a su Poción de Desilusión demasiado pronto. Por suerte, se dio cuenta de la metedura de pata antes de que ocurriera un verdadero desastre.

—Mierda, —maldijo Harry en voz baja, aliviado de que ella hubiera intervenido—. Creo que también necesito saber esto para el entrenamiento de Auror. Nunca lo lograré si ni siquiera puedo hacer esto.

—Relájate, Harry, —le tranquilizó, dejando caer una ramita de lavanda en el caldero—. Para eso estás en la escuela: para aprender estas cosas. En cualquier caso, lo más probable es que el programa de Aurores te ascienda basándose únicamente en tus méritos pasados. Eres el mago que derrotó a Voldemort, después de todo.

—Pero no quiero que me asciendan por eso, —murmuró en voz baja.

Ron, mientras tanto, había dejado el fuego demasiado alto en su poción y la de Daphne. Había burbujeado y derretido una parte de su mesa de trabajo en el breve momento en que ella se había alejado para rebuscar en el armario de las provisiones. Presa del pánico, había intentado desvanecer el desastre, pero dada la naturaleza de la poción, esto solo lo había empeorado.

Después de clase, Hermione acorraló al profesor Slughorn y lo interrogó con preguntas sobre sueros hasta que se vio obligado a inventar una excusa para acompañarla a la salida. Para no desviarse de su propósito, se dirigió directamente a la suite matrimonial y montó un laboratorio de pociones en miniatura.

Alargó la mesita para que le sirviera de espacio de trabajo y pronto tuvo un caldero calentándose sobre un recipiente de hierro. Abrió el libro Elaboración de Pociones Avanzadas en la página dedicada a la Tercera Ley de Golpalott y se puso manos a la obra.

The Eagle's Nest - Dramione (Traducción)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora