Capitulo 22

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22. Theito el rarito

Noah

Me despierto sudando, con el corazón acelerado y puedo apostar a que estoy roja.

No me digas que...

Acabas de tener un sueño húmedo.

Y con Hazel.

Y te gusto.

No, no me gustó.

Esta mal, no puedo andar pensando en eso. Si mi papá llegara a enterar, me daría una charla de porque hay que respetar a las mujeres.

Salgo de la cama a paso torpe. Me paro al frente del espejo, me veo horrible. Tengo el pelo todo desordenado, estoy sudando, tengo la cara roja y parezco mapache con las tremendas ojeras que tengo.

Hoy es lunes, el viernes fue el cumpleaños de Saúl y desde ese día que la imagen de Hazel me persigue.

No me pueden culpar. Cuando me dijeron que podía ir al cumpleaños de Saúl me imagine que iba a pasar de todo menos ver a Hazel desnuda.

Pero poco te quejas.

—¡Noah! —Jack entra a mi habitación de golpe y no puedo evitar asustarme. —¡Son las ocho de la mañana!

—¿Y? —respondo mientras me quito la camiseta.

—Que deberíamos haber estado en la escuela hace media hora.

—Me vale verga. —agarro mi uniforme y me meto al baño dejándolo solo. —Andate a la escuela tu solo.

—¿No vas a ir? —pregunta al otro lado de la puerta.

—Si, pero más tarde. —respondo.

—Ah. Bueno, me voy. —se despide—Adiós.

Escucho como sale de mi habitación cerrando la puerta detrás.

¿Enserió tengo ganas de ir a la escuela? Obvio no.

Me doy una ducha de media hora,  para poder relajarme y despertar un poco, luego me lavo la cara y seco mi pelo.

Ya eran las nueve de la mañana, así que salgo de la casa hacia donde esta estacionado mi auto. Me subo, conecto mi telefono a Bluetooth y llamo a Kylie.

Ella responde al tercer pitido.

—Hola Noah.  —saluda.

—Hola Ky. —saludo—¿Como estas?

—Bastante bien. ¿Y tu?

—Más o menos.

—¿Que paso? —pregunta.

Arranco el auto, y a una velocidad baja salgo de mi casa y luego del condominio.

—Me siento horrible, dormí tres horas o menos, voy tarde a la escuela y soñé que me follaba a Hazel Lewis.

—Esperate... ¿Dijiste que habías tenido un sueño húmedo?

—¿Si?

—¿Tu?

—Si.

—¿Segura?

—¡Si!

—Wow.

—¿Porque te sorprende tanto? —pregunto extrañada. Ni que fuera lo más raro del mundo, todos hemos tenido fantasías o sueños sexuales.

—Es que... wow, eres tu, tu diciéndome que... wow.

Estamos destinadas a perder | Estamos destinadas a ganar Where stories live. Discover now