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¡Ay, las intrigas de la alta sociedad! Un simple cambio de color puede ser la chispa que encienda un fuego de emociones intensas. Recordad siempre, queridos lectores, que el verdadero espectáculo está en los detalles que pasan desapercibidos a simple vista.

REVISTA DE SOCIEDAD DE LADY WHISTLEDOWN

2 de mayo de 1814

— Edwina, usted juega con el azul y Kate, usted con el púrpura —les tendió los mazos—. Anthony, eres el rosa.

— ¿Yo soy rosa y ella —indicó con un dedo a Annette— se queda con el mazo de la muerte?

— De hecho, ha sido él quien lo ha elegido —dijo la chica señalando a Sinclair—, pero como voy con él, pues supongo que también tendré el mazo de la muerte —finalizó con una amplia sonrisa.

Él frunció el ceño.

Daphne, al ver las caras confundidas de Kate y Edwina, dijo:

— Anthony suele jugar con el negro —explicó Daphne—. De hecho, él dio el nombre al mazo.

— No debería jugar con el rosa —le dijo Edwina a Anthony—. No le pega lo más mínimo. Tenga. 

—Le tendió el mazo—. ¿Por qué no cambiamos?

Annette, por muy simpática que le pareciera Edwina en ese momento, quiso estrangularla. ¿Qué más le daba si a Anthony le pegaba el color rosa o no?

— No sea tonta —interrumpió Colin—. Todos estuvimos conformes con que usted jugara con el azul. Hace juego con sus ojos.

Anthony gruñó.

— Seré el rosa —anunció Anthony mientras cogía el ofensivo mazo con bastante energía de la mano de Colin— y ganaré de todos modos.

— Veremos —dijo Anne con una sonrisa retadora.

— Empecemos, ¿de acuerdo? —dijo Anthony.

Todos dejaron caer sus pesadas bolas de madera cerca del punto de salida y se prepararon para jugar.

— ¿Cómo jugamos? ¿Empieza el más joven? —sugirió Colin con una galante inclinación en dirección a Edwina.

Ella negó con la cabeza.

— Yo preferiría ser la última, para así tener la posibilidad de observar el juego de quienes tienen más experiencia que yo.

— Una mujer sabia —murmuró Colin—. Entonces empieza el mayor. Anthony, creo que eres el más anciano entre nosotros.

— Lo siento, querido hermano, pero Hastings me lleva unos pocos meses.

— ¡Eh, eh, eh! —les regañó Colin agitando un dedo en dirección a Kate y Edwina al ver que hablaban entre susurros—. No se permite ninguna connivencia.

— Ni siquiera sabemos qué pactar —comentó Kate—, ya que nadie se ha dignado a explicarnos las reglas del juego.

— Aprenderán sobre la marcha —dijo Daphne con energía—. Se lo imaginarán a medida que avancemos.

— ¡No dejan de susurrarse! —les gritó Colin sin tan siquiera dedicarles una mirada. Luego se volvió al duque—. Hastings, golpea la maldita bola. No tenemos todo el día.

— No se lo toméis en cuenta, cuando los Bridgerton juegan al palamallo se transforman en otras personas, si así se pueden llamar —les dijo Annette.

— Colin —dijo Daphne—, no hace falta que maldigas. Hay damas presentes.

— Tú no cuentas y Anne tampoco.

𝐌𝐎𝐍 𝐀𝐌𝐎𝐔𝐑 - 𝗮𝗻𝘁𝗵𝗼𝗻𝘆 𝗯𝗿𝗶𝗱𝗴𝗲𝗿𝘁𝗼𝗻Donde viven las historias. Descúbrelo ahora