"Una cita"

48.8K 3.2K 303
                                    

Mavie

Cassian se ve vulnerable, sus ojos me ruegan que me quede. Algo dentro de mí se conmueve profundamente al verlo tan frágil, sin las habituales barreras que siempre tiene. Es un niño, un pequeño que, al atravesarle el alma, me hace sentir que no ha tenido amor en su vida.

—Por favor, quédate conmigo, no te vayas, Mavie.

—Solo porque mañana. No te vas acordar.

Él se hace a un lado en la cama, dándome espacio. Me acuesto a su lado, intento mantener algo de distancia. Sin embargo, en un movimiento suave, él me toma de la cintura y esconde su nariz en mi cuello. Me quedo quieta, sorprendida al descubrir que su tacto no me incomoda; al contrario, me gusta.

—Vainilla y coco,—ronronea—Me gusta cómo hueles, pequeña. Es un aroma que me hace sentir... tranquilo.

—Estás muy borracho, Cassian.—mis mejillas ardían—No sabes lo que dices.

—No lo suficiente como para no darme cuenta de que ese aroma ahora será mi adicción—su aliento era cálido, y seductor estremeció mi cuerpo. —Tu aroma el es único que me ha atrapado, y he estado con muchas mujeres. Pero ninguna, como tú, mi pequeña.

Una punzada de celos me extermino al imaginarlo con otras mujeres. Sé que está mal, no puedo dejar de sentirme así. Es la primera vez que duermo con un hombre, y con Cassian todo es perfecto.

—Cassian, estás siendo demasiado sentimental. No es propio de ti.

—No puedo evitarlo—dijo, apretándome con más fuerza—He pasado tanto tiempo siendo fuerte y frío, pero contigo... me siento humano. ¿No te das cuenta de lo que significas para mí?

—No sabía que te sentías así—susurré, mi voz apenas audible. —Siempre pensé que era solo una carga para ti.

—No eres una carga—manifestó firmemente.—Eres mi salvación. No quiero perderte, nunca. Quiero que estés a mi lado, siempre.

—No te pienso dejar.—ostenté.

—Yo no dejaré que lo hagas.—sanciona.

A los segundos el, se quedó dormido, me permití sentir todo lo que estaba reprimido. ¿Qué era esto que estaba sintiendo? De algo estaba segura: no sería una cobarde. Dejaría que mi corazón decidiera.

Cassian

Los rayos del sol me despiertan, y maldigo haber dejado la ventana de la habitación abierta. La cabeza me duele como el demonio. Un aroma a vainilla y coco me trae de vuelta al mundo, y al ver a Mavie en mis brazos, sonreí. Ella pensará que no recuerdo nada, aunque sea un borracho, no soy un estúpido.

—Mi pequeña y insaciable adición.

Como de costumbre, mi teléfono suena y reprendo esa cosa. Es como si supiera cuándo estoy con ella, siempre interrumpiendo nuestros momentos importantes. Mavie se movió, pero no se despertó. Le di un beso en el cuello antes de bajarme de la cama y contestar el teléfono.

—¿Qué diablos quieres, Lucía? —baje la voz, para no despertar a Mavie.

—No soy Lucía, soy Aria, señor —atendió el espantapájaros de mi secretaria.

—Me importa muy poco como te llames ¿Qué pasa? —inquirí cabreado.

—Llamo para recordarle que tiene una reunión importante en una hora. Pensé que querría estar preparado.

—Vuélveme a llamar, en las mañanas y estarás más que despedida. —contesté, sin esforzarme en ser cortés.

—De nada, señor. Nos vemos en el bufete —dijo ella antes de colgar.

"El Abogado de la Mafia" { 𝐋𝐢𝐛𝐫𝐨; 𝟏 𝐂𝐨𝐦𝐩𝐥𝐞𝐭𝐨✅}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora